tag:blogger.com,1999:blog-52214315544269714282024-03-13T11:33:37.152+01:00BloguegueríasCarmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.comBlogger453125tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-37376539859328271372019-08-20T13:36:00.000+02:002019-08-20T13:54:22.552+02:00Me acuerdo...<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Me acuerdo de cuando me matriculé en
primero de BUP y rellené el formulario para la solicitud de la beca. Sentí que rubricaba un tratado en el que se me concedía la posibilidad de ser
libre: libre para mantenerme económicamente, libre para vivir en cualquier
parte, libre para amar a quien quisiera y como quisiera… Esa gran concesión de libertad vendría en entregas de pequeñas concesiones a las que tenía que responder con mi
esfuerzo, y en donde no podía fallarle a mi madre, porque yo estaba en la secretaría de aquel instituto público gracias a ella. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Algo dentro de mí me decía
con una firmeza incontestable, casi con fiereza, que aquella sería una de las
mayores conquistas de mi vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
He experimentado la impiedad de la vida, pero me mantengo firme en la fidelidad y la gratitud hacia ella, y ella, a cambio, mantiene su pacto, el de esas pequeñas concesiones que me hacen sentir el pulso de esa otra concesión, de aquella conquista: la libertad.</div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-39666792804847608442019-05-12T11:56:00.000+02:002019-05-12T11:56:27.512+02:00ReciprocidadDebería quererte, le dijo el junco al aire,<br />
porque no cesas de besarme las heridas.<br />
<br />
El condicional mata el amor, musitó el aire<br />
sin dejar de mecer al junco.Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-67481652898794005022019-05-01T11:38:00.000+02:002019-05-12T11:57:39.100+02:00Diccionario particular <div style="text-align: justify;">
Ideología:</div>
<div style="text-align: justify;">
Humo tóxico que produce daño neuronal y convierte en marioneta a quien lo inhala. </div>
<div style="text-align: justify;">
Los hay, incluso, que, en su apariencia de seres superiores y comprometidos, ensucian la poesía queriendo hacer de ella ideología.</div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-60525158825252621252019-04-23T12:17:00.000+02:002019-04-23T12:19:06.788+02:00Retazos<br />
<br />
Antes tenía ansias de vivir<br />
ahora me conformo con la consciencia<br />
de estar viva.<br />
<br />
<br />
Los ojos son el objetivo de una cámara fotográfica<br />
la mirada es su enfoque.<br />
<br />
<br />
El amor pone nombre a todo cuanto toca.<br />
<br />
<br />
Me hago vieja, y no me lo dicen las canas<br />
ni los dolores de espalda,<br />
me lo dicen las ausencias.<br />
<br />
Mi amor es sincero, dice<br />
como si existiese el amor falso.<br />
<br />
Dejo que la memoria hurgue<br />
como un desbridante<br />
hasta que todo quede en carne viva.<br />
<br />
<br />
Solo la carne viva puede sanar.Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-27041204772544857082019-04-17T17:24:00.000+02:002019-04-17T17:24:15.263+02:00Solos<div style="text-align: center;">
Dice Luis Landero que a la hora de escribir, uno se encuentra solo.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Como <i>a la hora</i> de vivir</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQf9jvSa09ZeytEGVH0z98_TyDQjo78w0eg9uo98PiJy3bohDoQGW7yWhM3pxyaiXgk_7wlpt4Wxya9fql-uKUx4f2mvDqxdNc4rBQb2URY7vwjA3drpDMjQOM81MmHVnglpIUKFgQwdQN/s1600/IMG_20190417_170404_119.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQf9jvSa09ZeytEGVH0z98_TyDQjo78w0eg9uo98PiJy3bohDoQGW7yWhM3pxyaiXgk_7wlpt4Wxya9fql-uKUx4f2mvDqxdNc4rBQb2URY7vwjA3drpDMjQOM81MmHVnglpIUKFgQwdQN/s400/IMG_20190417_170404_119.jpg" width="400" /></a></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-3976630593096338712019-01-21T19:18:00.000+01:002019-04-11T22:52:01.806+02:00Reconciliación<br />
<br />
He deseado tenerte cerca<br />
y dormir contigo hasta el fin de mis días<br />
Una vez soñé que ponía mi mano sobre tu pecho<br />
y sentía el latido del mundo<br />
lento y firme<br />
al otro lado de tu costado<br />
La vida se revelaba hermosa<br />
en ese filtro a través de ti.<br />
<br />
He dejado de soñar<br />
y desde esas orillas desiertas de castillos de espuma<br />
llega un rumor que me dice<br />
que el mundo nunca ha dejado de latir<br />
lento y firme<br />
y estuvo siempre tan al alcance de mis manos<br />
<br />
Me reconcilio con lo cercano,<br />
me aproximo a lo sencillo,<br />
a lo cotidiano<br />
a todo esto que me regala su música<br />
y me tantea con ternura<br />
y busca fisuras por donde inundarme de luz<br />
hasta que duela de tanta claridad.Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-73764134903813100032018-07-18T23:12:00.001+02:002018-07-18T23:19:59.489+02:00RetornosVuelve el verano<br />
<div>
mas con él no regresa </div>
<div>
mi juventud.</div>
<div>
Eloy Sánchez Rosillo</div>
<div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Por primera vez en muchos años, no siento el verano como el anhelo de aquellos otros veranos de niñez y juventud. No siento el verano como un peso, ni siento el deseo de que acabe. Por el contrario, el tiempo parece tomar otro sentido que nada tiene que ver con la pérdida o lo que quedó atrás, sino que fluye con una inusitada serenidad. El retorno del verano, o del otoño, o de la Navidad... Todo retorna para marcharse, pero en ese trasiego vivimos y nos vamos haciendo. Miro a mis padres y soy consciente de su ancianidad; miro a mis hermanos y soy consciente de que la vida los ha cambiado; miro a mis hijas y de repente son mujeres. Todo está sucediendo este verano.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pienso en este repentino estado de consciencia, de lucidez, y es como si se hubiese encendido una luz en el trastero, en donde la vida se iba empaquetando borracha de ilusiones. Y por un instante, me veo ahí, contemplando el escenario y pensando que ya es hora de habitar los lugares y las cosas sin que tenga que aparecer el regustillo amargo de "lo pasado", y lo digo sin coraje, sin echarle ya cuentas a la vida, con esas cuentas ya me puede la pereza. Miro el espacio que me invita a que lo habite, que lo llene de presente, de la que soy hoy: más vieja, más cansada, más torpe, más maniática, pero con unas inmensas ganas de que vuelvan los veranos, y los otoños, y luego los largos y hermosos inviernos... Y quién sabe si la primavera. Ha vuelto el verano y, por primera vez en mucho tiempo, a su encuentro sale la mujer que soy.</div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-44601500198478457332018-05-26T18:37:00.003+02:002018-05-26T19:07:50.883+02:00Para no morir tan aprisa<div style="text-align: justify;">
Acabo de cumplir cincuenta y un años. Hace once años que abría un primer blog. Lo recuerdo porque escribí una entrada en la que decía que cumplía cuarenta años, que posiblemente estaba en el punto de inflexión. Un seguidor, Julio Teruel, me felicitó, puso un comentario desenfadado, simpático, y me decía que estaba en el mejor momento de la vida. <i>Mañana y mañana y mañana</i>... nos va cambiando hasta convertirnos en otro, esa otredad que se gesta y que hay que dejar que se manifieste para poder ser en esta otra realidad. Y no hay puntos de inflexión, no, llevaba razón aquel joven amigo. La vida no deja de describir una gráfica, algo así como el trazo de un electrocardiograma, con una frecuencia y líneas que suben y bajan, que se estrechan o se alargan, y que estos nada tienen que ver con los años y sí mucho con instantes vitales.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y a lo largo de estos años hemos cambiado a veces casi sin querer, incluso resistiéndonos al cambio. A aquel primer blog, le han seguido otros cuatro o cinco, siempre en un intento de dar salida a aquello que tenía necesidad de contar, o para no repetirme hasta la saciedad, o en busca de otros respiraderos, o tal vez de hallar una única voz... Hay cosas que no cambian; me sigue gustando cantar y me sigue gustando escribir, porque escribir es como cantar en el silencio. Ahora, cuando canto, los agudos empiezan a ser más graves, y cada vez me cuesta más llegar a notas más altas. Esa gravedad de la voz madura. Esta otra voz, esta voz reconvertida o renacida o mutada o evolucionada. Otra voz. En la escritura sucede lo mismo: hay otra voz, tan distinta a aquellas primeras voces que casi no se reconocen entre ellas. ¿Cuál es la auténtica? Todas, todas lo son. ¿Con cuál me quedo? Con todas. No asumir que he sido todas ellas es dejarme muda, renegar de aquella que he sido, falsificar a la que soy.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Siempre me gustó bailar, bailar y bailar; es como una liberación. Me sigue gustando bailar, que la música invada el cuerpo, que lo haga suyo. Y lo mueva.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ya no me gusta ver fotografías de instantes pasados, son como el dolor, un dolor repentino, como una punzada en el costado que me obliga a mantener la respiración con la esperanza de que desaparezca. Aunque sea una foto en la que la gente esté sonriendo y parezca feliz.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Me gusta la lluvia mansa e infatigable. Y esa que se desata como un vendaval que pareciera querer barrerlo todo sobre la faz de la Tierra y dar la opción de un "volver a empezar". Esta primavera es una de las más hermosas que recuerdo; por la lluvia, por la luz, por los cielos revueltos, por el renacer de los ríos, por el extraño verde de las encinas.<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
La vida, la mía, le ha dado un gran valor a la palabra amistad. Apenas si tengo amigos (de verdad, aunque sobra esta aclaración), y eso los convierte en seres excepcionales e irrenunciables. Y en estos años, la vida ha pasado de una velocidad de crucero en una misma dirección a una extraña impotencia de vivir. Y desde hace tiempo aprendo a vivir en esa de impotencia de vivir. Cuando lo vi escrito en el libro de José Luis Cancho, 'Los refugios de la memoria', no pude evitar que me ardieran los ojos, como si fuesen a llorar ante el hallazgo de semejante definición, del acierto en la definición de ese nuevo estado, de esa nueva forma de estar en la vida. Se trata de aceptar esa impotencia y refugiarte en lo que te aviva, como la lluvia que no cesa en este cielo de primavera.<br />
<br />
Alguien nos olvida de manera perfecta, dijo Cohen. Alguien nos escribe, nos rescata, de manera perfecta, digo yo. La lectura también es un camino de salvación.<br />
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">El día en que murió Cohen, pensé en esas pérdidas que nos deshabitan, como esos lugares en donde fuimos y ya no nos reconocen. Somos seres melancólicos (inconsolables, decía Saramago), porque, de alguna manera, la vida es una sutil disección que nos va despojando, como el otoño en su misión, de todo aquello que creímos sólido y eterno.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Vivir es un hacerse y deshacerse continuo, hasta que ya no quede nada que nos reconozca. No somos huella indeleble, acaso el humo de un avión sobre el azul del cielo, que se va ensanchando hasta parecer la cola de una nube. No existimos para nadie, en todo caso somos un instante del pensamiento y del azar. Y cada año que pasa también nos convertimos en esa hoja que cae en la memoria de algo o de alguien para quien ya somos olvido y desmemoria.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Para no morir tan a prisa hay que entregarse a vivir, y no abandonar el intento de dejar por escrito el rastro que nos deja.<o:p></o:p></span><br />
<div>
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><br /></span></div>
</div>
</div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-3614952766298422192018-02-01T18:20:00.002+01:002018-02-01T18:20:38.281+01:00El momento oportuno<div style="text-align: justify;">
Se llama desencanto. Y el desencanto es una sensación espacial, algo así como vivir en un planeta inmenso y desierto. Es también una sensación interna, íntima y honda, es sentirse seco, falto de energía, como si una vida fraguada en el pasado, en una idea, en un empeño, en un sentimiento, en una ilusión, hubiese absorbido por completo toda la vitalidad, hasta la soltura del cabello sobre la frente parece pesar. Todo pesa en el desencanto, como una piedra incrustada sobre los hombros.</div>
<div style="text-align: justify;">
Es también un aliento agónico, no un desaliento, no. El desencanto respira con dificultad, no encuentra aire que le ensanche los pulmones. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El desencanto es como algo que se rompe y, al intentar arreglar el desastre, todo es una fisura irreparable. El desencanto es tristeza, la esperanza del que ya nada espera pero quiere dar, desea dar, necesita dar, que renazca la vida en sus entrañas. Es un aborto, es salir del hospital con el vientre y las manos vacías. El desencanto es un mal grave, pero no mortal. Es mucho peor la claudicación. El desencanto solo espera un giro, un momento oportuno. El momento oportuno.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9JMJUXhgmg4-DfOg_RbkPJzuGc1NXvQuJHujwkBg220GNRg8SVR_SWDtivCaWA8HdzUQRmjoYRNjmS8YcL686EELo_kpbT8oCl_InGCQFxLdXPWg3a7_IhoCc-ct8CH3PXrlSj_na5srF/s1600/sisifo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="362" data-original-width="600" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9JMJUXhgmg4-DfOg_RbkPJzuGc1NXvQuJHujwkBg220GNRg8SVR_SWDtivCaWA8HdzUQRmjoYRNjmS8YcL686EELo_kpbT8oCl_InGCQFxLdXPWg3a7_IhoCc-ct8CH3PXrlSj_na5srF/s320/sisifo.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-90427147496859218052018-01-07T13:13:00.001+01:002018-01-07T13:16:07.289+01:00Con los mejores deseos<div style="text-align: justify;">
Tras las fiestas, tras tantas felicitaciones descafeinadas con los mejores deseos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras las ausencias, las de siempre y esas otras que hubiésemos querido que fuesen presencia y el silencio constata que no queda más que olvido.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tras un par de kilos de más y un año de menos, pero sin olvidar aquello de Caballero Bonald: Somos el tiempo que nos queda... Decía, solo anoto un propósito, y es el de permanecer en ese lugar, que no es físico sino mental, al que llegué un día, un pacto ineludible con la vida y conmigo misma, el que me permite seguir, estar y ser: honradez y transparencia. Eso, aderezado con humor, que, como dijo un amigo muy querido hace poco en una conversación, es una especie de venganza... Sí, la más gratificante e inocua venganza. El humor y la risa... Mi amiga Charo sabe mucho de eso, a principios de 2017 le diagnosticaron un cáncer digestivo. Feo, qué feo pusieron aquello. Y lo que nos hemos reído, a pesar de los peores días tras las sesiones de quimioterapia, a pesar de la soledad interior que conlleva una grave enfermedad, a pesar del miedo...Charo no solo ríe con la cara, ríe con el cuerpo entero, ríe hasta que le estalla el alma. Así que cuando le deseé, en un despiste, un feliz 2008 y ella me corrigió entre risas, yo le respondí: Que no te falte nunca la risa, Charo, con mis mejores deseos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Con mis mejores deseos: honradez, transparencia, humor y risa.</div>
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3uwmkETdOX-cfnWhzARNy9Dftg-leSlryRytIpeZSXE7ookxOj-jErGvMhnpykiCo3imzEN4sTK_VCyE1Ssi-bSajRRQsAkxjo7GmVjnPamNV-WSINn5Du1Yhhr3GjB7U83lwYV7Ty1ug/s1600/20170829_111805.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3uwmkETdOX-cfnWhzARNy9Dftg-leSlryRytIpeZSXE7ookxOj-jErGvMhnpykiCo3imzEN4sTK_VCyE1Ssi-bSajRRQsAkxjo7GmVjnPamNV-WSINn5Du1Yhhr3GjB7U83lwYV7Ty1ug/s320/20170829_111805.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-65950985227452020662017-10-22T23:10:00.000+02:002017-10-22T23:12:01.791+02:00Remember<div style="text-align: justify;">
En el corral de casa hay un limonero, un laurel y un peral. Hay un tablar sembrado de berenjenas (de Almagro) y tomates. Lo cuida mi padre y lo riega con agua, impulsada por un motor eléctrico, procedente de un pozo que se encuentra en el patio de atrás, en donde también hay una parra de uvas de mesa, muchas macetas con flores y dos bicicletas. Hay un segundo patio interior, ahora techado, en donde confluyen el pasillo y varias habitaciones de la casa. En el corral, también hay dos perras bóxer, madre e hija. Desde que hay perros, no hay gato que ose entrar en ese dominio canino. Unas cuantas gallinas y un gallo que se gana a pulso desear una sopa sustanciosa de caldo de gallino. La vida fluye renqueante, aliviada por la analgesia del metamizol, sin prisa, como crecen las berenjenas y cuajan los limones.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtv8B2Gy0glzu8ZrqgdlqENyj7tmtXkrOY8GVTQlhN5UbX7yo0KwusocoDdCDME4ziic2fwzTgNbPBKmCGREZU2jqP2UWtG-jD0vcq5MWHrqMO66L-h-5RiD4Z8FRVYbq6CE-p1HgZq76n/s1600/20171022_171335.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtv8B2Gy0glzu8ZrqgdlqENyj7tmtXkrOY8GVTQlhN5UbX7yo0KwusocoDdCDME4ziic2fwzTgNbPBKmCGREZU2jqP2UWtG-jD0vcq5MWHrqMO66L-h-5RiD4Z8FRVYbq6CE-p1HgZq76n/s320/20171022_171335.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero no siempre hubo perros, ni un pequeño huerto. Ni tan siquiera el limonero, superviviente de heladas que dejaron tiesos a un par de cerezos. Hubo un tiempo en el que, en el corral, había un gallinero sin alambrada, y los niños sabíamos dónde estaban los nidales, y, de vez en cuando, nos mandaban recoger los huevos. Había una gata, redonda y enorme para ser un gato, de negro pelaje aterciopelado, que se llamaba Morita, y cazaba los ratones en los atrojes como una leona. Mi padre la apreciaba más que a un perro de careo. Recuerdo a esa gata con sus crías en la boca, cogidas del lomo, portándolas pacientemente, una tras otra, en busca de nuevos escondrijos cada vez más inaccesibles entre la montonera de la leña, para mantenerlas lejos de nosotros. El corral estaba lleno de ganado. En primavera, veía nacer a los cabritillos. Casi metía mi cabeza en el culo de la cabra, para desesperación de mi padre que estaba allí para ayudar por si la cría venía mal colocada. Siempre supe que los niños no venían de París, ni los traía la cigüeña; no había más que observar a los animales y deducir. Había una cuadra con un par de cerdos, y matanza por santa Lucía. Había una mobylette en el patio de atrás, con la que mi padre iba a trabajar. Las macetas ya estaban allí, con sus flores. Y una pequeña parra que retorcía su todavía endeble tronco en su ascenso hacia el cielo. El pozo tenía una polea manual y una cuerda atada a un cubo. Un tubo largo comunicaba el pozo con un pilar, en donde los animales saciaban su sed. El patio interior estaba al descubierto. En un extremo, había una escalera que conducía a una azotea, en donde mi madre tendía la ropa cuando hacía buen tiempo y desde donde se veía la sierra, tan cercana y tan inmutable como un enorme dragón dormido. Cuando llovía torrencialmente, ese patio se inundaba y el agua entraba hacia las habitaciones. Fueron muchas las veces en que la lluvia, infatigable y feroz, alteró la paz de la noche.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los pobladores de aquellos mundos y lo que acontecía en ellos eran el pálpito de la vida, cíclica, en apariencia inagotable y eterna. Incluso los ojos de la niñez, que contemplaban todo aquello, nunca imaginaron que dejarían de ser eso: los ojos de una niña. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando retorno a ese escenario, la mirada adulta rememora aquel edén en el que todos tomábamos parte en la vida de todo: los animales, las flores, el pozo, la parra, la lluvia, la azotea, los niños, los adultos y su afán... Miro el verdor y la generosidad del limonero, el peral ha dado seis peras por primera vez, las bóxer se acercan en busca de una caricia en la cabeza, observo las flores lilas de las berenjenas, escucho al gallo y su estridente cacareo. Alzo la vista hacia el porche y las cuadras, y cruza, sigilosa con alguno de sus cachorros en la boca, Morita. Se detiene, me mira y después se pierde entre el montón de la leña inexistente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-68620140038017219862017-10-13T18:00:00.000+02:002017-10-13T18:14:55.534+02:00¿Qué lees?<div style="text-align: justify;">
Alguna vez, alguien nos pregunta qué leemos. Y tengo que decir que, casi siempre, según qué libros, me da pudor responder, porque hay lecturas que no se leen para nada (en realidad, nunca me planteo qué leo, como no me planteo por qué camino o para qué como). No hay ningún fin en la lectura salvo el de ser un instrumento más de vida. Ni para entretenerse, ni en busca de respuestas, ni de preguntas, ni para tomar conciencia, ni para aprender, ni tan siquiera para llenarse de palabras hoja tras hoja mientras se vacía la cabeza, cosa esta última que sí sucede con la música; la música llena los espacios de notas mientras la cabeza se vacía de su peso y descansa.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A veces sucede el gran milagro, y es que leo lo que hace tanto escribieron otros, y estoy ahí. Todos estamos ahí... Así que, para no asustar a quien me pregunta eso de qué leo con la respuesta de :"Posiblemente, a ti", prefiero decir que ni me acuerdo del título.</div>
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;"><br /></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "courier new" , "courier" , monospace;">"Si me lo hubiesen preguntado, hubiese respondido que me veía como una especie de nadador de agua dulce, a menudo triste, a veces cansado, y que, a medida que iba haciendo largos, se parecía cada vez más a un ahogado".</span></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-18287049313796338302017-09-24T18:12:00.000+02:002018-10-27T21:02:29.830+02:00El mar vacío<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Se dice que el primer amor nunca se olvida.</div>
<div style="text-align: center;">
Nunca estuve de acuerdo con esa absurda afirmación.</div>
<div style="text-align: center;">
La experiencia, la vida,</div>
<div style="text-align: center;">
los años, el olvido,</div>
<div style="text-align: center;">
la esperanza, la nostalgia, </div>
<div style="text-align: center;">
el dolor y el perdón </div>
<div style="text-align: center;">
me dicen que la memoria es ese mar</div>
<div style="text-align: center;">
por cuyo horizonte siempre se aleja el mismo barco:</div>
<div style="text-align: center;">
aquel a quien tanto amamos y nunca nos amó.</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCH3CObHe7MaZEHoK-gMKLUpzFmt2FEAwWP_mLataSbALTX_6Z5oDWx51FPYfbM4zha5y14KXYbrsdMFNahL76vuKimj6LEx-nsLEEZFfT7Mlv2EpUfiNasGtcUysDkSKEEkjdDNWymi8E/s1600/20150756.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1066" data-original-width="1600" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCH3CObHe7MaZEHoK-gMKLUpzFmt2FEAwWP_mLataSbALTX_6Z5oDWx51FPYfbM4zha5y14KXYbrsdMFNahL76vuKimj6LEx-nsLEEZFfT7Mlv2EpUfiNasGtcUysDkSKEEkjdDNWymi8E/s320/20150756.JPG" width="320" /></a></div>
<br />Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-46749708133314634122017-06-04T12:37:00.000+02:002017-06-04T13:23:52.805+02:00Ser quien soy<div style="text-align: justify;">
Así define la RAE esta palabra:</div>
<div style="text-align: justify;">
Transexual: Que adquiere las características físicas del <i>sexo contrario</i> mediante tratamiento hormonal o quirúrgico.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y empezamos mal (seguimos mal) si en esa definición aparecen errores, o cuando menos, se trata de una definición incompleta que solo aborda el concepto desde una de las particularidades del transexual, y es la de optar por la transformación física que le haga sentirse en coherencia con lo que es, es decir, adecuar su sexo morfológico a su sexo mental. No es adquirir las características del sexo contrario, sino de su propio sexo, del que ellos y ellas sienten y no tienen ni morfológica ni hormonalmente. Para ello hay que ampliar el concepto "sexo" a lo meramente físico, y habría que usar el concepto de sexo biológico, mucho más complejo pero necesario para entender la diversidad. Diversidad que siempre ha existido pero se ha mantenido oculta y estigmatizada como oprobio social. Existe una estructura cerebral diferencial entre mujeres y hombres. Existe una estructura morfológica, genital, hormonal y gonadal que diferencia a mujeres y hombres. Es la estructura cerebral, junto con la morfológica y hormonal, la que define al individuo, por tanto, esos, cuya identificación mental no se corresponde con la física, emprenden, desde el momento en el que se es consciente de ello, una lucha interna y social por manifestar y querer ser lo que sienten que son.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un transexual no es un travesti. Tampoco es lesbiana ni homosexual porque, en su apariencia de hombre o de mujer, les guste un hombre o una mujer respectivamente. Tampoco es un tercer sexo, el transexual es un hombre o una mujer con un cuerpo morfológica y hormonalmente opuesto. No es un colectivo, y me detengo aquí, en esta palabra que tanto gusta a los políticos para hacer de ellos su puñado de votos. La aceptación social del transexual, del homosexual, de las lesbianas... pasa por no segregarlos a un colectivo diferencial. Son hombres y mujeres. Punto. Y me viene a la mente (no sé si literalmente, pero algo así era) esa escena de "Adivina quién viene a cenar esta noche", en la que Sidney Poitier le dice a Roy Gleen (su padre, en la película): "Tú me miras y ves a un hombre negro. Yo te miro y solo veo a un hombre". Tal vez el día en el que de nuestra mente y de nuestro vocabulario desaparezcan tales palabras con la connotación negativa, tal vez, cuando comprendamos que no es el ser humano el que tiene que ajustarse a una realidad impuesta por cuestiones de prejuicio, moral u odios irracionales, sino que ha de ser la realidad social la que se ajuste, con sus leyes y normas de convivencia, con un esfuerzo por la aceptación y la tolerancia, a los hombres y mujeres que la componen con sus diferentes maneras de ser y de pensar... Tal vez entonces se vaya avanzando hacia esa armonía en donde todos encuentren su manera de expresarse y de realizarse, en donde a esa <i>lucha</i> diaria por vivir no haya que añadirle otras <i>luchas por sobrevivir</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
"Silvi, preciosa, <i>vántate</i>"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Silvia nació y le pusieron nombre de niño. Hoy es una mujer de dieciocho años. A su corta edad se ha enfrentado a mucho; primero, a ella misma; después a su familia; al tiempo de a todo eso, a la <i>justicia</i> social, más implacable que la justicia divina. Y supongo que, en toda esa lucha, ella ya ha experimentado pérdidas, dolorosas pérdidas. Pero también ha experimentado momentos maravillosos, esos que nos demuestran que no estamos solos, que nos reconcilian con la vida y con el ser humano. Y es que desde el esfuerzo y el intento de comprender, movidos por el afecto y el valor de lo esencial, no cuesta nada aceptar y llamar a las cosas por su nombre. Y nadie tiene culpa de que aquel niño no sea un niño, y la menos culpable en todo esto es Silvia que se encontró con ese pastel, el de llamarse como un niño y tener cuerpo de niño. Ahora ella está ajustando esa realidad. A la realidad aún le queda mucho por ajustarse a ella, aún son muchos los prejuicios, diría que los odios... En definitiva: el miedo. Pero ella (así lo hace público en su Instagram) da la gracias a todos aquellos que están a su lado, que no la dejan, que la acompañan en esta empinada cuesta. Y a una de las personas a las que agradece todo eso es a su abuela María, y lo dice así, con esta ternura:</div>
<div style="text-align: justify;">
Gracias, abuela, porque habiendo recibido una educación franquista, cuando vienes a vernos o vamos a verte y pasamos la noche juntas, adoro que me despiertes con un "Silvi, preciosa, <i>vántate</i>, que ya es tarde", aunque sean las nueve y media de la mañana".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mi admiración también a la tía María, abuela de Silvi y tía mía, por esa capacidad de comprensión, de amor, y de tantas otras nuevas actitudes que han imperado en ella, como ese ejemplo de cambio palpable de la realidad que ha de ajustarse al ser humano, y no el ser humano quien se ajuste con calzador a la rigidez de una realidad que no ofrece respuesta a la diversidad y a la problemática que nos rodean. Y son esas actitudes, las de la tía María y el arrojo de valentía de una joven Silvia, las que hacen posible el triunfo de estas batallas, y hacen la vida así: más tolerante, más fácil, más amable... En definitiva, más humana.</div>
<br />Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-65635638835356132622017-05-07T11:04:00.003+02:002017-05-07T11:21:01.623+02:00Madre<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif";">No
es casualidad, ¿verdad, madre?, que parir un hijo sea el acto vital más
extraordinario que sucede en nuestro cuerpo. Una nueva vida empuja inexorable
desde dentro, y nos desgarra las entrañas. Un seísmo interior en el que se
abren los huesos y la carne en el imparable descenso hacia el final del túnel,
hacia ese punto de luz cada vez más intenso y más nítido en donde la suerte de
vivir espera. Y ahí está esa nueva vida, desafiando al silencio con su llanto inconsolable. A veces, me he preguntado si ese
túnel y esa luz, de la que hablan quienes han estado tan cerca de la muerte, no
es otra cosa que el anhelo de volver a las entrañas, el retorno a ese cálido
claustro, el único paraíso que nuestra memoria reconoce.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif";">La
vida que irrumpe se acompaña de un torrente de sangre con el que pareces morir,
escurrirte, abandonarte al descanso tras el cataclismo interior que ha dado a
luz a ese cuerpo que nos crece dentro, al que ya solo nos une un estrecho
cordón que aún palpita, como un último hálito de dependencia. Y entonces, un
corte limpio e indoloro nos separa. Qué paradoja, madre… tú y yo sabemos que a
ese nudo estaremos asidas de por vida. ¿Verdad, madre? Esa es la carne que más
nos duele y que solo el amor calma. Esa es la que nos muere y nos vive. Me
recuerdas, madre, a la madre de los versos, los de Miguel Hernández.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="background: #f9f9f9; color: #222222; font-family: "times new roman" , "serif";">Al cabo de mis años, te miro desde el
silencio, el tuyo y el mío, y eres un paisaje tan hermoso y desolado. Me sitúo en
el ángulo resguardado de la luz de la ventana que iluminó mi infancia, entre
cierta penumbra acogedora y necesaria, y la claridad de la mañana que peina mis
cabellos y perfila con un halo tu cuerpo achicado.</span> Y es en ese silencio
tuyo en el me gusta conocerte, en ese aire que inspiras, con el que me cuelo en
tus pulmones y vuelvo a sentir el cálido latido que retumba en las entrañas. En
ese aire que espiras lento y sosegado, como un ahogado suspiro. Y yo sé que en esos
silencios vas y vienes, como buena andarina que fuiste, a los arroyos de tu
niñez y a los pies descalzos, a las fuentes de tu juventud y a los cántaros de
agua, a los hijos por los que rezas… a tus luceros del alba. Y es así, madre,
como me gusta mirarte, al abrigo de mi sombra y a la luz que te recorta.<span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><o:p></o:p></span></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-17407657120751856492017-04-17T21:47:00.000+02:002017-04-17T22:06:23.476+02:00Deshabitado<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Solo las terrazas de
verano le devolvían a la plaza del pueblo el bullicio de otros tiempos. El invierno la convertía en un
gélido desierto embaldosado, un rectángulo deshabitado, de luz mortecina en alguna de las
ventanas, de bares en cuyo interior un camarero ocioso miraba el partido de
fútbol en la pantalla del televisor, y algún cliente daba tregua a una
cerveza, para no apurar la temprana noche de un trago... Qué más da si alguien nos espera o no.</span><br />
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Las noches de inverno convierten las plazas de pueblo en un escenario ajeno, invadido por la desolación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ya no hay estío que llene las plazas de pueblo. Lo pensaba el domingo, sentada en una de sus terrazas. Dos o tres fechas puntuales: Viernes Santo, tras el Vía Crucis, y el Domingo de Resurrección. Tal vez algún acontecimiento; eso que llaman Semana Cultural, en el mes de agosto. Tras eso, el paisaje deshabitado, como si todas las calles tuviesen invisibles fisuras por donde se han ido escurriendo durante décadas sus gentes y sus vidas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Herida de muerte, la plaza ofrece estos días su cartel de COMPLETO, como si fuese posible de nuevo renacer, resucitar, repoblarse... El retorno de lo perdido, saludarse sin tener que reconocer la huella del tiempo en una cara. La aparente resurrección llena las calles, los bares,
las tiendas de barrio... Cómo rompe la rutina el que retorna y cuanto trae consigo cuando compra en la tienda del barrio. Ellos siempre le daban a la plaza un aspecto de pequeña
urbe, un lleno excepcional y novedoso, como novedosa era su conversación y sus
aires de gente de ciudad. Todo aquello nos impresionaba entonces, cuando la
distancia entre el pueblo y la ciudad era mucho más que una cuestión de
kilómetros. Hemos dejado de sorprendernos. Ahora todos vamos y venimos. Son pocos los que permanecen por apego, por necesidad o por resignación. Ahora quien nos sorprende es el tiempo, cuando reconocemos alguna cara como si nos mirásemos en el mismo espejo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La plaza se rodea de fachadas muertas, con ventanas que nunca se abren para airear espacios
interiores; persianas que no se alzan para dejar salir la oscuridad y que penetre la luz en todo su esplendor, y puertas selladas por la herrumbre y un adobe de polvo y papeles viejos acumulado en sus rendijas. <b><i><span style="color: red; font-variant-caps: small-caps; font-variant-numeric: normal;"><o:p></o:p></span></i></b></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Solo la memoria pone voz a la mudez de una fachada muerta. Y solo la memoria pone vida, como reconstruir un puzle animado, al paisaje deshabitado de una plaza de pueblo: la</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> esquina en donde existió una enorme morera que daba sombra a la terraza del antiguo
Casino, un bar de clientela selecta</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">. No es que estuviese vetada la entrada, pero tampoco hacía falta, eran aquellos tiempos en los que cada cual tenía su lugar. Un </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">kiosco de madera,</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">pintado
de verde y un hombre dentro que padecía hemiplejía. Un puesto de helados, pintado de blanco, con una adolescente risueña como vendedora. U</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">na pequeña fuente del tamaño de un niño, en donde nuestras bocas sedientas hacían cola,
a empellones, a la salida de la escuela. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hay costumbres o modos de vida que no encuentran su
relevo y mueren en el tiempo. También lugares que tuvieron su esplendor.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Así le sucede a
ciertas plazas de pueblo convertidas en escenarios despoblados, en un resuello, de discurrir lento, de
puntual algarabía de día de fiesta. Y después, de nuevo el silencio venidero, el tiempo deshabitado que ya no nos reconoce, que nos expulsa de su espacio con un eco melancólico que parece recitar el verso del poeta: Nunca se ha de volver al lugar en donde fuiste feliz. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-49520790034909682792017-03-01T17:28:00.000+01:002017-08-24T12:19:27.161+02:00Un puñado de tierra<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRdlIz18sry1q5mdI-p_xMUcsKz8rfitueKjMveVhRpPJg3tEA_OGqYb1YZlWmd_zCm7lJ6T46vR0U8d0B3JYh3IFWKPfaYyC_HESG-qI8xLKI597-q9qcM9uHMqqafjzuZfTsAvuXK61M/s1600/092.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRdlIz18sry1q5mdI-p_xMUcsKz8rfitueKjMveVhRpPJg3tEA_OGqYb1YZlWmd_zCm7lJ6T46vR0U8d0B3JYh3IFWKPfaYyC_HESG-qI8xLKI597-q9qcM9uHMqqafjzuZfTsAvuXK61M/s320/092.JPG" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
Tómame en tus manos</div>
<div style="text-align: center;">
aprieta,</div>
<div style="text-align: center;">
moldea,</div>
<div style="text-align: center;">
desgrana,</div>
<div style="text-align: center;">
desecha,</div>
<div style="text-align: center;">
vuelve a moldear</div>
<div style="text-align: center;">
Pero sostenme</div>
<div style="text-align: center;">
y no temas;</div>
<div style="text-align: center;">
de todo ese horizonte infinito</div>
<div style="text-align: center;">
soy solo un puñado de tierra herida.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-64507636859394056792017-02-15T16:31:00.000+01:002017-02-15T16:33:42.444+01:00Los Jinetes Rojos o la insoportable desolación del ser<br />
<div style="text-align: justify;">
Imaginaos en alguno de vuestros lugares en los que pasáis la mayoría del tiempo. Imaginaos en vuestro trabajo, en una biblioteca, en un restaurante una noche de sábado... Imaginaos que en esa situación de habitual normalidad, de repente, fuera, estalla un obús. Pero vosotros mantenéis la calma, porque en vuestra cabeza no entra que pueda tratarse de nada bélico, pudiera tratarse tal vez del estallido de un petardo, de esos que se tiran los niños y los adolescentes a los pies. Seguís trabajando y elucubrando con el compañero de al lado sobre qué será lo que esté pasando ahí afuera; mantenéis el silencio sepulcral en la biblioteca mientras se resuelve y no eso que se oye al otro lado de los muros de libros; o comentáis, entre sonrisas y curiosidad, con los comensales de la mesa de enfrente sobre eso que parecen estallidos de bombas. Imaginaos que termina vuestra jornada de trabajo, concluye vuestra consulta en la biblioteca, finaliza vuestra cena y no podéis salir. Estáis sitiados, de repente os habéis convertido en reos de no sabéis muy bien qué. De repente, una guerra, una revolución que no sabéis contra qué ni contra quién se levanta. Cuando salisteis de casa hacia vuestros repentinos destinos, el mundo estaba en orden, lo dejasteis bien. Imaginaos cercados, concentrados, aislados, como ratas acorraladas... Nada os hace pensar que podéis convertiros, incluso, en pequeños campos de exterminio. Imaginaos mirándoos los unos a los otros con desconfianza, con intimidación, con odio... Imaginaos aniquilando, hurtando, o siendo aniquilados o despojados de lo vuestro en vuestro propio lugar de trabajo, en la biblioteca, en el restaurante... Imaginaos convertidos en un jinete rojo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTOdNzSBTyyhyZ6qsTwWRTtb4tY2iM4mhItUs0vD93Odgt1MVJzNeOGwiGhodjwWpX6bzCB7d3Lg6nD-Zt1dKVS9ijBSehKOYoJk_gJfhkqgm-Wvu-SlSK_CAAgeYP8_Hzh1q24uR62Kaf/s1600/Los+jinetes+rojos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTOdNzSBTyyhyZ6qsTwWRTtb4tY2iM4mhItUs0vD93Odgt1MVJzNeOGwiGhodjwWpX6bzCB7d3Lg6nD-Zt1dKVS9ijBSehKOYoJk_gJfhkqgm-Wvu-SlSK_CAAgeYP8_Hzh1q24uR62Kaf/s320/Los+jinetes+rojos.jpg" width="242" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
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<b>Los Jinetes Rojos</b></div>
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"Entonces salió otro caballo, rojo. Al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros. Se le dio una espada grande". Apocalipsis 6</div>
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Bruno es un adolescente que veranea en una isla, en un complejo urbanístico llamado "El palmar del sol". El palmar se divide en sectores con forma de pentágonos, y en cada uno de los pentágonos veranea la gente de siempre, de todos los veranos. Bruno los tiene apodados: "el hombre del cáncer", "el fumador", "la mujer escandinava", "el belga", "Kojak"... Todos forman parte de ese retrato costumbrista de una residencial de verano. Más en las afueras, hay otros complejos ocupados por veraneantes ocasionales, de esos que tan solo están unos días para luego marcharse. Todos ellos conforman una especie de mosaico comunitario cercado por una valla y con varias puertas de acceso al exterior. Dentro de ese complejo se desarrolla una vida más o menos confortable y apacible, ajena al exterior. Hasta que un día, desde el exterior irrumpe un ruido desconcertante, no se sabe muy bien si cohetes o bombas, si risas o voces desgarradas, si una fiesta callejera o un altercado con armas de fuego y muertos.</div>
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En medio del desconcierto, lo mejor es mantener la calma, como si no pasara nada. Afuera puede estar sucediendo algo terrible, y dentro están aislados: sin teléfonos, sin televisor, sin nada que permita más contacto con el exterior... Pero, en principio, todo es un intento por recuperar la normalidad. Así, tras la primera víctima de "la revolución" que parece haber estallado al otro lado de la valla, se limpia la sangre y se retira el cuerpo y "ya todo vuelve a ser normal". Sin embargo, no cesan los estallidos, ni pestilentes olores, ni nubes de humo que oscurecen el cielo, y una ceniza roja que se deposita lenta y pesada sobre los hombros y las calles . A medida que se va manchando el paisaje de nubes de polvo rojo y ceniza, el comportamiento de los habitantes del complejo también comienza a enrarecerse. Y así va avanzando el verano en El palmar del sol, y a través de Bruno, el personaje adolescente, descubriremos paulatinamente un paisaje humano desolado, ese que constata qué terriblemente fácil puede llegar a ser pasar de la cordialidad al odio, de la honradez al envilecimiento, del trato afable a la mayor de las crueldades, de la condición de hombre pacífico a la capacidad de matar, de cómo el ser humano, desde que es historia, se ve inmerso en causas y guerras que no son las suyas, que ni quiere ni desea, y aún así, puede llegar a ser el más encarnizado guerrero. </div>
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'Los Jinetes Rojos' es una distopía genial de Santiago Casero González, inquietante, terrible y abrumadora, porque leyendo esta "disparatada" historia (entiéndase por disparatada indeseable) se revienen como una náusea las cenizas que fueron los campos de exterminio nazis, el polvo gris que es Alepo, el constante estallido que es Bagda, las miles de ejecuciones cometidas en dictaduras: Rumanía, Chile, España... Se explica la eterna lluvia de ceniza desde el primer hombre que empuñó una piedra para golpear a otro con el objeto de aniquilarlo por quíén sabe qué razón, hasta el kalanshnikov en nombre de Alá o un tanque abriéndose paso en una plaza con un soldado en lo alto ondeando a saber qué bandera. 'Los Jinetes Rojos' nos viene a decir también que, en cualquier momento y en cualquier lugar, es posible que desaparezca nuestra apacible vida. Todo puede ser en medio de tantas y tan obstinadas cegueras.</div>
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Hay una voz que me recordó a otra voz, y es la de "el hombre del cáncer", que en un intento de racionalizar la sinrazón de las guerras, sobre esos que tienen que matar o morir por "la causa", dice: "Algunos hemos preferido no tener que elegir y por eso nos odian todos, los revolucionarios y sus enemigos, el poder establecido y sus adversarios, no me preguntéis quién es cada uno...". Y aquí esta otra voz que vino a mi cabeza: "Los<i> espíritus fuertes</i> dirán seguramente que esta repugnancia por la humana carnicería es un sentimentalismo anacrónico. Es posible. Pero, sin grandes aspavientos, sin dar a la vida humana más valor del que puede y debe tener en nuestro tiempo, ni a la acción de matar más trascendencia de la que la moral al uso pueda darle, yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos. Para un español, quizá sea este un lujo excesivo". Manuel Chaves Nogales, en el prólogo de 'A sangre y fuego'.</div>
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Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-5779101475605377182017-02-01T21:25:00.005+01:002017-02-01T21:43:41.798+01:00La capital del mundo y un detective apellidado Malpartida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMoyolUuf_79twikyBebF_8PTuwuOqhYxuZBL5h7Fw5J75IF_mKTPFhRTFQpdSfkCQlRrJvxfVfGVzwCFosKr5QkoH19cAMYXKB99Z9Z0Nd4Z5ZOFHO5ec5hO3n03Uoj7Pahob76WjdvCW/s1600/La+capital+del+mundo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMoyolUuf_79twikyBebF_8PTuwuOqhYxuZBL5h7Fw5J75IF_mKTPFhRTFQpdSfkCQlRrJvxfVfGVzwCFosKr5QkoH19cAMYXKB99Z9Z0Nd4Z5ZOFHO5ec5hO3n03Uoj7Pahob76WjdvCW/s320/La+capital+del+mundo.jpg" width="320" /></a></div>
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No leí su primera novela, 'Las flores de Baudelaire', aunque forma parte de mi biblioteca en e-book. La comencé a leer y me venció esa pantalla fría y plana del e-reader. Volveré a él sobre tapas y hojas de papel. Los buenos relatos han de leerse siempre en papel. Por cuestiones que no vienen al caso, no leí su segunda novela, 'El patio inglés' (y me parece que no estoy quedando nada bien). Pero, al fin, he leído su tercera novela: 'La capital del mundo'. Hablo de Gonzalo Garrido. Novela negra. He de decir que no me gusta, en general, la novela negra, es un género que no me atrae como primera opción de lectura. He de decir, también, que sí me gusta la novela negra de Gonzalo Garrido, y eso sí que es importante, porque eso dice mucho de un escritor, de un buen escritor, y es que haga comulgar con el género a alguien a quien no le gusta el género. </div>
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Así pues, a través de Ricardo Malpartida, personaje principal (junto con el muerto) de 'La capital del mundo', Gonzalo Garrido consigue atraparnos en una historia de intriga, que parte de un asesinato con apariencia de suicidio, y nos va adentrando en las cloacas de una ciudad, Bilbao. </div>
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Malpartida, detective desaliñado, impedido emocional, de vida caótica tanto interna como externamente, entra en contraste con esos otros personajes de las altas esferas sociales de la capital que rodean la trama, desde la viuda del asesinado, científicos, empresarios, jueces y políticos. El contraste nos permite ir desmigando la realidad en esa convergencia de dos mundos, en apariencia distintos y distantes, que conforman la vida de la ciudad. Uno, del que parte Ricardo Malpartida, y que es un reflejo de la miseria mundana. El otro, el de Mato, el asesinado, que revela esas otras miserias que se esconden tras esa apariencia de vidas perfectas y de solidez incorrupta.</div>
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Malpartida nos abre una puerta a su mundo de bajos fondos: prostitución, vidas noctámbulas, garitos de mala muerte, tragos de alcohol hasta que se nubla la vista. Malpartida es lo que yo llamo un abandonado de sí mismo, incapaz de enfrentarse a un conflicto emocional personal, como pone de manifiesto su incapaz relación paternofilial. Un "Malasuerte" en el amor, un insignificante (ni siquiera es él quien se va en un encuentro de sexo ocasional con una desconocida). No tiene ni idea, ni se plantea por qué mantiene una relación con una mujer, a la que acude más por no tener otra cosa mejor que hacer que por verdadero afecto. A la postre, la soledad. Malpartida despierta siempre solo y con resaca, porque la incapacidad de abordar las emociones siempre se sobrelleva mejor con unos tragos de más. Malpartida es el antihéroe que gana al lector, porque sus miserias son, en poco o en mucho, nuestras miserias.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ángel Mato, el asesinado, nos abre la puerta a esa esfera social de una ciudad en donde la apariencia es importante: es importante que te consideren un matrimonio bien avenido, aunque en la intimidad las ruinas sean la única verdad. Los estupefacientes ayudan a mantener la apariencia de ese edificio destruido, en el caso de la mujer de Mato. Una agenda, llena de supuestas citas y obligaciones, sostiene la farsa de la vida del asesinado. La consideración dentro del mundo de la ciencia y la investigación al que pertenecía Mato, la manipulación y el poder, el sentencioso poder que no duda en matar y en eliminar todo rastro.</div>
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Y esta es la novela negra de Gonzalo Garrido, toda esa trama tejida de manera amena, con dosis de humor y tintes de buena literatura, en sus escenarios más sórdidos: en donde se mueve y vive habitualmente el detective; y más selectos: en donde se mueve la familia Mato y allegados. Pero ese contraste para el lector deja de ser tal, porque a medida que se va descubriendo la trama y las motivaciones, la sordidez y la náusea empañan a toda la capital del mundo, desde sus bajos fondos hasta sus altas esferas.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
(Ah, y Garrido ha creado a un personaje que demanda a gritos tener más vida, su saga, hacerse hueco y tener un nombre como Pepe Carvalho, Poirot o el mismísimo Holmes, en esto que se llama novela negra. Ahí lo dejo).</div>
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<br />Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-71544576773367972942017-01-20T17:50:00.002+01:002017-01-20T18:15:40.847+01:00El profundo invierno<div style="text-align: justify;">
El horizonte es una sucesión de montes que forman una línea ondulante. A veces, se superponen, y al alba, o al caer de la tarde, el perfil de los distintos planos en contraste con el cielo simula un mudo oleaje. Sus cimas, blancas. Sus laderas salpicadas con azúcar glass. Aparecen y desaparecen al paso lento de las nubes bajas, alargadas y espesas, como grandes navíos de bruma encallados entre las rocas. La carretera es una lengua larga y gris que se pierde a lo lejos, entre el paisaje. Sobre la luna del coche se precipitan diminutas gotas, dispersas y alocadas, que parecen salir de la nada, chispas blancas que no supieron ser copos y que, de inmediato, se funden en agua.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9fYE2ufk562M9lKIYm6VItezmLK-JVn_FixHQrf5ABH2_eRuCF9BhbqPo-sJfxWz5JNNAzGk58ystoxPGoZvjoW7qXq7X8yFtcFSjn8AarU-zA88acrItHVI80BdRUiITx7iMII6MBakO/s1600/Invierno+2017.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9fYE2ufk562M9lKIYm6VItezmLK-JVn_FixHQrf5ABH2_eRuCF9BhbqPo-sJfxWz5JNNAzGk58ystoxPGoZvjoW7qXq7X8yFtcFSjn8AarU-zA88acrItHVI80BdRUiITx7iMII6MBakO/s320/Invierno+2017.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Es invierno, el más profundo invierno, el del aire que corta en la cara, escuece en las manos y duele en la respiración. El invierno de frío azul y luz de acero, el que viste a la ciudad con guantes, gorros y bufandas, y un tres cuartos de paño gris. Sobre el agua de las fuentes del parque flotan islotes de hielo, como pequeños continentes desasidos a los que mueve un leve temblor. Un niño mete sus manos, rojas, colapsadas, y los rescata, para después hacerlos añicos contra el suelo. Es un Me acuerdo de infancia: aquel en el que, en las mañanas de profundo invierno, me gustaba salir al patio para ver si se había formado hielo sobre los cubos con agua. Y jugaba con él entre las manos, hasta doler.</div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy lamento que no haya nieve en la ciudad, porque hace mucho tiempo, semanas, tal vez un par de meses, que no oigo jugar a los niños del barrio en el parquecillo de abajo. La nieve les haría salir de sus cuevas en donde sólo hay actividades extraescolares y tarea de Inglés y de Matemáticas. Es curioso cómo la ausencia de carreras tras un balón, voces, risas, peleas infantiles y acuerdos de paz, hacen de este escenario un espacio sin sentido.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Siempre llega el invierno para quedarse y ser invierno, inclemente, incontestable hasta el final. Y siempre nos sorprende su crudeza, será porque somos de ánimo cálido, de sentires tibios, de sol y calle y noches de fiesta al aire libre... Será por eso que el profundo invierno nos repliega y nos asusta. Será también que es tiempo de afanes, de consecución de objetivos, de metas, de trabajo duro, a veces sin saber muy bien por qué ni por quién, ni tan siquiera si nos da felicidad, sin ser conscientes de que tales afanes suponen el abandono de lo importante, el descuido de nosotros mismos incluso, como esas <i>ciegas hormigas</i> de Ramiro Pinilla. Será también que el invierno, en días de profundo invierno como estos, nos coloca en su balcón, que diría Landero, y nos convierte en espectador y protagonista del tiempo y del detalle, de esa vida que se va sin detenerse. Y desde ese balcón, o tras la ventana de un salón, o mientras escribo estos renglones, constatamos que minuto a minuto, el presente se hace pasado y el futuro se hace presente.</div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-18405806424485582462016-12-27T12:58:00.000+01:002016-12-27T13:29:15.987+01:00Tratado de paz<br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Cada amanecer es la oportunidad</div>
<div style="text-align: center;">
para mi propia reconciliación.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
Cada anochecer es la oportunidad </div>
<div style="text-align: center;">
para saldar mis propias cuentas.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
No habrá reconciliación posible </div>
<div style="text-align: center;">
con </div>
<div style="text-align: center;">
el mundo</div>
<div style="text-align: center;">
mientras no firme, y cumpla, cada día </div>
<div style="text-align: center;">
este tratado de paz.</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTK2VRNJftYxRwEQitCz4CNdd4ChaSdm4VM1ishpakOwRi4zzo8CJQzLVNN6Kllp2kfccQYX1RPdudWz-aUa0gHO_c7xYRTA2BU__W61qjDruMWJGlTvT8gqpJJgLfpek0yWpQDvkX995N/s1600/20151232.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTK2VRNJftYxRwEQitCz4CNdd4ChaSdm4VM1ishpakOwRi4zzo8CJQzLVNN6Kllp2kfccQYX1RPdudWz-aUa0gHO_c7xYRTA2BU__W61qjDruMWJGlTvT8gqpJJgLfpek0yWpQDvkX995N/s320/20151232.JPG" width="320" /></a></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-57395986600358693602016-12-10T12:28:00.001+01:002016-12-10T13:21:03.625+01:00Avanzamos<div style="text-align: right;">
Hay diciembres que no cierran año,</div>
<div>
<div style="text-align: right;">
cierran una vida entera.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Diciembre avanza,
ineludible y tibio, por la llanura manchega. El otoño va resuelto, concluyendo
su misión de despojo. Lluvia mansa, la de estos días pasados, que engorda la
tierra contraída por la sequía de tan largo verano. Tierra y agua son dos bocas sedientas, la una se sacia y la otra se vierte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_BRi_To7_63bvvXJOh-fq3HJEp4GVdXT4f9NVZ3yVy9mFGI9YFngoGJVoGf9lsH1ixgdKXEdOgaJKbVRkTkh1sRwuho5McJpRcsm8dzEngKQNEqUzar5SxPweQr_Fz9dgFOgXyV1twqch/s1600/Blas+de+Otero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_BRi_To7_63bvvXJOh-fq3HJEp4GVdXT4f9NVZ3yVy9mFGI9YFngoGJVoGf9lsH1ixgdKXEdOgaJKbVRkTkh1sRwuho5McJpRcsm8dzEngKQNEqUzar5SxPweQr_Fz9dgFOgXyV1twqch/s320/Blas+de+Otero.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">El año se despide entre
brumas y rocíos sin escarchas. Se acortan los días y se alargan las sombras en
la fugacidad de la tarde, como una espalda infinita que se resiste a la
brevedad del instante. Otro año, otro pedazo de vida que se aleja como la
estela que deja una barca sobre la quietud del mar. El presentimiento de que
aún queda mucho viaje sin llegar a puerto, muchas estelas que se alejen y mucha
tierra que avistar. Aferrados al timón de una frágil embarcación, a veces la
vida es este mar que nos trae y nos lleva a su antojo mientras nosotros creemos
marcar el rumbo.</span><br />
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El día que murió Cohen,
el día de su eternidad, pensé en esas pérdidas que nos deshabitan, como esos
lugares en donde fuimos y ya no nos reconocen. Somos seres melancólicos
(inconsolables, decía Saramago), porque, de alguna manera, desde que nacemos,
algo o alguien se empeña en separarnos de lo que nos da la vida. Y es esa una
sutil disección irreparable que nos va despojando, como el otoño en su misión,
de todo aquello que nos hace.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Vivir es un hacerse y
deshacerse continuo, hasta que ya no quede nada que nos reconozca. No somos
huella indeleble, nos perdemos como esa onda sobre el mar que a la postre se
confunde con una ola en donde desvanecerse, o como ese humo de los aviones
sobre el azul del cielo que se va ensanchando hasta parecer la cola de una
nube. No existimos para nadie, salvo en aquellos que nos han vivido, que nos
viven y todavía nos piensan. Pero cada año que pasa también nos convertimos en
esa hoja que cae en la memoria de algo o de alguien para quien ya somos olvido
y desmemoria. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La forma de no morir tan
a prisa es abandonarse a vivir, mirar de soslayo el rastro que nos deja, soltar
el lastre y dejarse envolver por nuevos hilos de seda, por nuevas aguas… Irremediablemente, cada año, todo cuanto nos abandone irá dejando su estela. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<br /></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-86078794329409785232016-11-25T19:15:00.001+01:002016-12-03T19:53:36.599+01:00Del arte escondido<h1 align="center" style="text-align: center;">
</h1>
<div class="MsoNormal">
<span style="color: #993300; font-size: 10pt; text-align: center;">SEMBLANZA DE UNA TARDE MADRILEÑA
EN EL MUSEO LÓPEZ-VILLASEÑOR DE CIUDAD REAL</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText">
<span style="color: #993300;">Por: José Javier Manzanera.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300;">No es Ciudad
Real la más bella de las ciudades de España. A este otro poblachón manchego no lo adecentaron los
austrias ni los borbones, como tuvieran a bien hacerlo con Madrid. Tampoco llegó
aquí muy generosa la plutocracia decimonónica, a dejar su engolada grandeza, y, pese a las tímidas intervenciones
arquitectónicas de la pequeña burguesía local, vino a ser finalmente el
plebeyo urbanismo del más zafio desarrollo tardofranquista el que
terminó por modernizarla implacablemente, violando de paso casi toda la quijotesca belleza virginal de aquella
extremadura castellana de caballeros de frontera, curas poderosos y recios
campesinos repobladores, para trasformarla, por fin, en esta provinciana ciudad dinámica y alegre del sur
de <st1:personname productid="la Unin Europea" w:st="on">la Unión Europea</st1:personname>
que hoy quiere ser, y a la que –todo sea dicho- puede acercarse un
pinacómano madrileño, quizás aburrido ya del Reina Sofía, en sólo una hora de
AVE y cinco minutos de taxi, lo que
contribuye, decisivamente, a cuajar la sensación –si no fuera por la
distinguida elegancia de las damas manchegas- de haberse trasladado aquel
madrileño aburrido de la oferta cultural oficialista a pasar la tarde a Getafe
o a Alcorcón. Por lo demás – y siempre para quien sabe buscar- Ciudad Real
está llena de tesoros ocultos; y no quiero referirme sólo a los de sus
bellísimas mujeres, ni a las delicadezas de su gastronomía o de su más reservada
vinoteca; lo que ya sería bastante, por ser sincero, para amortizar con creces
un billete de ida y vuelta. Mas es en otro de sus tesoros, tan púdicamente
escondidos, en el que quisiera embriagarme hoy para brindar al lector –que quizá
este aburrido leyéndome en algún incómodo asiento de ocurrente diseño en la
oligofrénica ampliación del Reina Sofía- un armónico y encantado cofre
arquitectónico del siglo XV repleto de gemas alquímicas de la más alta pintura
española del siglo XX. Casi nada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span style="color: #993300;"><br /></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span style="color: #993300;"><br /></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify;">
<span style="color: #993300;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;">Junto a una interesante
Catedral del gótico más tardío –gótico casi agonizante hacia el barroco- que
cierra majestuosa una amplia plaza ajardinada y flanqueada de variopintos
edificios plebeyos y burgueses –algunos horrorosos-, es casi estéticamente
obligado toparse con un singular caserón, cuya elegante sobriedad evoca inevitablemente a la hidalguía más rancia de
aquella inviolada Castilla. Fue, al parecer, este cortijo urbano la finca
solariega de aquel que fuera héroe de las guerras contra moros en el siglo XV, don Hernán Pérez del Pulgar, apodado en la más ancha Castilla “<i>El de las
Hazañas</i>”. Hoy sería probablemente un tipo socialmente incorrecto, casi un
impresentable. Mas hoy también la heráldica caballeresca es mero ribete ya para
ese quizá único modo de grandeza verdadera que aun sobrevive socialmente
pese al absolutismo del dinero, y que no
es otra que la del conocimiento y el Arte. Sus bodegas,
caballerizas, alcobas y despensas,
balconadas y salones, soleados y
frescos patios, y hasta el noble torreón
de esta casona hidalga perfectamente restaurada, se han trasformado
todos –como por hazaña quizá del
cervantino Mago Montesinos- en salas y galerías de una de las pinacotecas de
culto más serias de España (esta esperpéntica extremadura financiera y política
de Europa). Fue aquí donde un excepcional poeta de la pintura depositó el
legado inmaterial de una vida consagrada a la alquímica tarea de asediar <st1:personname productid="la Realidad. Y" w:st="on">la Realidad. Y</st1:personname> dicen las
largas lenguas que fue precisamente este ilustre manchego, de nombre <st1:personname productid="Manuel Lpez-Villaseor" w:st="on">Manuel López-Villaseñor</st1:personname>,
quien enseñó a pintar membrillos a ese otro de Tomelloso, quizá hoy incluso
demasiado ilustre, y de nombre <st1:personname productid="Antonio Lpez Garc■a..." w:st="on">Antonio López García<st1:personname w:st="on">. </st1:personname></st1:personname>Vieja polémica de eruditos y
de sectas de marchantes. Chismes de manchegos. No pareciendo dudoso el
contrastado hecho de que ambos grandes pintores se <i>influyeran</i> (basta
recordar sobre esto la anécdota de un Le
Corbusier dando la espalda a El Escorial para evitar que Herrera <i>pudiera
influirle</i>) está por discernir –y quizá nunca se consiga
satisfactoriamente- quien de ambos
geniales pintores <i>realistas </i>tuvo
mayor ascendiente sobre quien: “<i>El único al que alguna vez he seguido<st1:personname w:st="on">...</st1:personname></i>”, se sinceró un día el de Tomelloso –cuando
ya volaba con las alas seráficas de la gloria- en una dedicatoria privada, poco
antes de morir Villaseñor en la madrileña villa de Torrelodones (1996). Porque
algo al menos si es seguro en este viejo pleito de manchegos: de lo que no cabe
la menor discusión es sobre cual de los
dos pintores geniales había de caer en vida la palma –a menudo amarga y
envenenada por los colosales intereses financieros- de la gloria internacional.
Pero es que tras regalarse uno el ánimo con la magnífica película de Víctor
Erice “<i>El Sol del Membrillo</i>” –tan reveladora por sus mensajes como por
sus silencios- es prudente siempre escarbar en la filmoteca del mismo amigo
<i>progre</i> que te la prestó para dejarse regalar –ahora también la inteligencia-
con otro grande de nuestro cine como lo es mi paisano, el salmantino y alumbrado Basilio Martín
Patino, y con aquella ilustradora película –exhaustiva en su crítica de la
cultura- titulada “<st1:personname productid="La Seduccin" w:st="on"><i>La
Seducción</i></st1:personname><i> del Caos</i>”. Se alumbran con ello no pocas
cosas obscuras de <st1:personname productid="La Mancha." w:st="on">La Mancha.</st1:personname><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0jKeDnuyug_zcFllIO-78ebeIqZUH6Yd4sVtxBcf6AFjt739OBTObVSOeMnp_senxgnrqrgZarfDAzMDnbEpvst99nA3mZPxtNSXXYQp5jP0F7Xzp7EYFDxURALqo01vB11xjcwzLvJy0/s1600/Villase%25C3%25B1or+en+su+estudio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0jKeDnuyug_zcFllIO-78ebeIqZUH6Yd4sVtxBcf6AFjt739OBTObVSOeMnp_senxgnrqrgZarfDAzMDnbEpvst99nA3mZPxtNSXXYQp5jP0F7Xzp7EYFDxURALqo01vB11xjcwzLvJy0/s320/Villase%25C3%25B1or+en+su+estudio.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;">Nuestro alquimista pintor –que,
por lo demás, fue durante casi treinta años Catedrático en <st1:personname productid="la madrilea Escuela" w:st="on">la madrileña Escuela</st1:personname>
de Bellas Artes de San Fernando- también tuvo sus horas de brillo en las
galerías, en las prestigiosas muestras internacionales, en los grandes premios,
en las afamadas bienales, en las selectas colecciones privadas y en los salones
del gran mundo; más al final de sus largos años de intachable caballería
andante un enigmático proceso de ocultamiento
–quizá por otro hechizo del Mago Montesinos- le vino a descabalgar del
gran torneo mundano de <st1:personname productid="la gloria. Mas" w:st="on">la
gloria. Mas</st1:personname> quizá también cayera –opinan otros menos
cervantescos- en abierta desgracia ante
ese “<i>Emperador” </i> a quien
Basilio Martín Patino nos presentó con las facciones más logradas y
severas de Adolfo Marsillach. Los focos mediáticos le evitaron. Los críticos le
fueron olvidando. Un Marsillach patético
gritó desde su trono engalanado: <i>“¿Y</i>
<i>qué fue de ese tal Villaseñor</i>?”; y corrió pronto por el Circo Máximo la
sutil consigna implacable del olvido, aunque el peso de la verdad amenace constantemente
con abrir brechas en los diques de la impostura mediática: recientemente, en el
breve discurso de aceptación del Premio Velázquez <st1:metricconverter productid="2006, ha" w:st="on">2006, ha</st1:metricconverter> querido un
sincero y cabal <st1:personname productid="Antonio López –" w:st="on">Antonio
López –</st1:personname> sin que nada le obligara a ello y en la cumbre de su
merecida gloria- rememorar rápidamente la olvidada figura <i>“llena de sabiduría y seguridad</i>” de <st1:personname productid="Manuel Lpez-Villaseor" w:st="on">Manuel López-Villaseñor</st1:personname>
(¿<i>Quién</i>? –exclamaron entonces
unánimes las gradas del Circo-); mas, muy significativamente, la propia
reproducción impresa y pública de este discurso -escuchado en El Prado por el minoritario circulo
supremo de la cultura oficial- y que
recogió en sus páginas, por ejemplo, el diario El País, prefirió omitir estrictamente
esta parte muy concreta de las palabras del galardonado<st1:personname w:st="on">...</st1:personname>
(¿<i>Por qué</i>? – empiezan a preguntarse
algunos-)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;">
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"> Dicen por fin los que entienden algo
de este enrevesado pero colosal negocio, consistente en crear al óleo moneda
fiduciaria de curso legal, que fueron precisamente los mismos que transmutaron
la muy digna obra de <st1:personname productid="Antonio Lpez en" w:st="on">Antonio
López en</st1:personname> un prodigioso
activo financiero (con el que hoy saldan sus deudas fiscales las grandes
corporaciones, y con el que se engalanan los despachos de los magnates que se
entretienen en tasar <i>sus</i> lienzos para complacerse periódicamente con tan
elegantes ganancias), dicen pues los entendidos en estas malas artes, que
fueron muy precisamente esos mismos magos financieros quienes también (y por
razones que no son difíciles de intuir, sectaria política cultural incluida),
decidieron encerrar a Villaseñor “<i>en el desván de los recuerdos<st1:personname w:st="on">...</st1:personname>”: </i>como
protestara el propio pintor en una conocida declaración a la prensa de 1982,
motivada por la inaudita suspensión de una ya programada Exposición antológica
en Madrid por parte de un nuevo y progresista director general de Bellas Artes
“<st1:personname w:st="on">...</st1:personname><i>dirigido por un grupo de
asesores del Ministerio</i>”. Los perros
de Pavlov, cualquiera que sea el color de sus collares, siempre obedecen a
Pavlov. <i>Business is business</i>. Mas nunca como en Arte tuvo sentido aquel
adagio castellano que advertía al necio de no confundir valor y precio. Y la obra de Villaseñor (cualquiera que pudiera
ser mañana su precio, pues hoy por hoy no está en venta gracias a la acertada
política cultural del Ayuntamiento de Ciudad Real –al César lo que es del César-)
seguirá siendo siempre un tesoro <i>incomparable</i>; porque –por lo demás- no
fue ni pretendió nunca ser el realismo, y menos aun el hiperrealismo, aquello
que Villaseñor persiguió tenaz durante
seis décadas de implacable investigación pictórica.<o:p></o:p></span><br />
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQ682Y7zxFsQaogWctAGgsvEiQQNkqdy_3Gxdm_VZI4mn9648d6Oh-E9jbRSERLMVpOY-6xKnwNljnu2GR_ZF4wd2cbLSMr2fdvxVn3uk5nKshtcvfMCQ53Qw1hi1GA3xFTG56lcRJ4O4Z/s1600/homenaje+a+vermeer+de+delft+1981.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQ682Y7zxFsQaogWctAGgsvEiQQNkqdy_3Gxdm_VZI4mn9648d6Oh-E9jbRSERLMVpOY-6xKnwNljnu2GR_ZF4wd2cbLSMr2fdvxVn3uk5nKshtcvfMCQ53Qw1hi1GA3xFTG56lcRJ4O4Z/s320/homenaje+a+vermeer+de+delft+1981.jpg" width="224" /></a></div>
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span>
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span>
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"> El artista ocultado partió del realismo de sus
primeros lienzos juveniles para deconstruir casi de inmediato lo Real en un
siempre proteico atanor desde el que se manifiestan sucesivas fases pictóricas sorprendentes y cada cual más
poderosa; desde el esencialismo icónico extraído como por destilación en su
personal descubrimiento de los arcanos herméticos del Quattrocento italiano
(Mantenga, Ucello, Piero della Francesca...), y que después <i>iberizó</i>,
influyendo en toda una generación de jóvenes pintores españoles (“<i>Lo que
Villaseñor había traído de Italia era lo que verdaderamente nos interesaba</i>”,
llegó a afirmar el propio <st1:personname productid="Antonio Lpez)" w:st="on">Antonio
López)</st1:personname>, pasando luego por un enérgico substancialismo
matérico en el que raya la abstracción polemizando esta vez con Tàpies, o por
el tenebrismo existencial de sus dantescos Muros en los que polemiza ya solo
consigo mismo, e implacablemente a solas
con la condición humana. Cuando este atanor –tras tan drásticos cocimientos-
finalmente se sublima, y solo entonces, se produce el milagro interior de una
Realidad reintegrada. Del realismo a <st1:personname productid="la Realidad" w:st="on">la Realidad</st1:personname>: periplo completo; pictórico regreso a
Ítaca. Piedra Filosofal. No es de extrañar que para críticos tan bien
informados –y tan poco influenciables por las presiones políticas o
financieras-, como lo fue Antonio Manuel
Campoy (autor entre otras obras del ya hoy clásico “<i>Diccionario Crítico del
Arte Español Contemporáneo</i>”)
resultase necesario el levantar aquel acta notarial que nunca ya ha de
olvidar nuestra Historia del Arte: “<i>Fue Villaseñor el máximo orientador del
nuevo realismo español. Cuando Villaseñor proponía el nuevo realismo, otros
pintores, ahora tenidos por los capos del realismo, lo que hacían era
hiperrealismo a <st1:personname productid="la americana. Porque" w:st="on">la
americana. Porque</st1:personname> un cardo de Sánchez Cotán, un cacharro de
Zurbarán, o un membrillo de Villaseñor, son exactamente, más reales y ciertos
que sus fotografías. Pintura metafísica <st1:personname productid="la de Villaseor. Uno" w:st="on">la de Villaseñor. Uno</st1:personname>
de nuestros pocos pintores”.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><i><br /></i></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6kR4JEvRUN6T0IEughyphenhyphenpm7wUMjto7SvPZALU22t2Dgmab8cJYa9tQq5YAqawC_jXhIbFoWLVYNOXUPW-7ShdTWQPzZCUnjo4KTk4OkBD0g8-ZG6epfNgftELnuTz0qmMCLbhGPCUM3LVK/s1600/El+Gas%25C3%25B3metro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6kR4JEvRUN6T0IEughyphenhyphenpm7wUMjto7SvPZALU22t2Dgmab8cJYa9tQq5YAqawC_jXhIbFoWLVYNOXUPW-7ShdTWQPzZCUnjo4KTk4OkBD0g8-ZG6epfNgftELnuTz0qmMCLbhGPCUM3LVK/s320/El+Gas%25C3%25B3metro.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300; mso-bidi-font-weight: bold;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300;">Tómense
entonces a Villaseñor con calma, cátenle como a un excelente vino; permítanle actuar en sus propios corazones pues –sin necesidad de más alambiques verbales- ya habrán comprendido
que su pintura <i>metafísica</i> es solo para iniciados; iníciense pues
silenciosamente en sus misterios meditando –si quieren con mirada Zen- sus
vibrantes “retratos de cosas” que nunca bodegones; lloren sus propias
lamentaciones contra el Muro de la condición humana –<i>demasiado humana</i>-; reflexionen sobre lo efímero de la vida ante
lienzos inmortales como “<i>¿Y Qué?”,</i> donde
se echa un vistazo de chamán a la sala de autopsias del antiguo Hospital San
Carlos de Madrid (cuyos fantasmas siguen llenando de tristeza aterradora a la
ya hoy parte vieja del Museo Reina Sofía, del que –imprescindible es
denunciarlo- Villaseñor sigue tan injustamente excluido). Buceen entonces en
sus etapas anteriores: contemplen el aspecto substancial de la realidad de la ciudad
de Cuenca (la de Ávila habrían de irla a ver al Museo Vaticano), o la de una
plaza de toros sobre un pueblo, o la de una roca roja empantanada, o lo
substancial de un alma…; visiten el paraíso de sus primeras etapas itálicas o
ibéricas: el mundo esencial de la forma es armonía y es símbolo; suban al
torreón del caballero Pérez del Pulgar
para afrontar la realidad del enigma humano en lienzos que el solo
tiempo hará famosos como <i>“O</i> <i>vos omnes…”</i>; desciendan de nuevo a los
virgilianos infiernos de la ciudad moderna: “<i>Miradas que quieren y no pueden ir más lejos…Soledad que se sordamente
se exaspera hasta hacerse desolación</i>”, como glosara certeramente en 1973
Pedro Laín Entralgo a los villaseñoriales lienzos de esta etapa purgativa: “<i>Gasómetro</i>”, “<i>El Patio</i>”, “<i>Éxodo I</i>”… Reconcíliense
por fin con la condición humana en retratos de almas como las de Juan el
jardinero y su hija Pilar -a la que ya siempre le darán miedo las mariposas-; veneren incluso lo
humano (por un humanismo que -como quería Nietzsche- “<i>ha escapado a un milenio entero de laberinto”</i>) contemplando el
sublime retrato –icónico del Maestro Artesano por excelencia- de Eduardo Capa<st1:personname w:st="on">...</st1:personname> Y mientras deambulan luego bajo las columnas y
los cipreses de los hidalgos patios del Museo sentirán que han asistido a una
clase magistral de antropología filosófica, o a una iniciación antigua. La
campana de <st1:personname productid="la vecina Catedral" w:st="on">la vecina
Catedral</st1:personname> de Santa María del Prado se ocupará de recordarles
que es hora ya quizá de regresar raudos en el AVE a ese colosal
electrodoméstico (que a fe mía no
resistirá la prueba del nueve pues a la vuelta de esos pocos años se
manifestará a todos su perversa fealdad) que es el nuevo Museo Reina Sofía.
Habrán estado una tarde al menos en el misterioso <i>desván</i> de la más alta
pintura española del siglo XX. No se lo digan a todo el mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKwYrWutS5tlcgNh0FwxzRbzpecSi0kMClAzDxpnDYy4GvRL0zZziCacXwqwCqvY2B8edON9tOJR-A0vn_AyLjluIKlgLEDun0YzqrpOiFlqe-EsMU2huYMB4dtp7F8Lnqx_jTigLwv3qS/s1600/Un+tiempo+deshabitado.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="282" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKwYrWutS5tlcgNh0FwxzRbzpecSi0kMClAzDxpnDYy4GvRL0zZziCacXwqwCqvY2B8edON9tOJR-A0vn_AyLjluIKlgLEDun0YzqrpOiFlqe-EsMU2huYMB4dtp7F8Lnqx_jTigLwv3qS/s320/Un+tiempo+deshabitado.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoBodyText" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="color: #993300;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-75590297859744991622016-11-14T00:00:00.000+01:002016-11-14T00:11:31.107+01:00El absurdo y la verosimilitud de Ortiz Tafur<div style="text-align: justify;">
La primera vez que leí un libro de relatos de Andrés Ortiz Tafur, 'Caminos que conducen a esto', me hallé días después conviviendo con una decena de personajes que iban y venían, con sus peculiaridades, fraguando historias en mi cabeza. De hecho, llegué a pensar que no era nada descabellado compartir la vida con un hombrecillo de color azul cobalto, para que cuando me muera (ni antes ni después) se muera conmigo. Tampoco me pareció nada ilógico que las naranjas, que estaban en el cajón de la fruta, pudiesen sufrir una mutación y se convirtiesen en manzanas azules, total, todo dependía de mis ojos y no de la realidad de una naranja. Hasta creí ver a las pelotas de tenis del patio de mi casa comenzar a botar ellas solas a la hora de la siesta. Incluso, tras leer Tiro de gracia, estuve a punto de echar al camión de la basura la escopeta de caza de mi padre. Y, de repente, me dije: ¿Pero qué loco genio es este que contagia la locura de su escritura y descoloca de semejante manera al lector? Porque aquellos relatos de Ortiz Tafur eran la hábil transformación de la realidad en el surrealismo y el absurdo, que no es otra cosa que una proyección de la insensata realidad en que vivimos.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSTCD0PLfw7TqAqvIrLu94wnmsR9Yk9exUYg-i297KAVppjHUaN-NLhyphenhyphenlG9HRTlS4zH893mxsGRgofWOXUbLyEVTwK-U2cnMTrwApAgs9e4z4Vw68tKRqo2Q4l34g899zYDxO2RwjYdRmr/s1600/IMG_20161105_115303.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSTCD0PLfw7TqAqvIrLu94wnmsR9Yk9exUYg-i297KAVppjHUaN-NLhyphenhyphenlG9HRTlS4zH893mxsGRgofWOXUbLyEVTwK-U2cnMTrwApAgs9e4z4Vw68tKRqo2Q4l34g899zYDxO2RwjYdRmr/s320/IMG_20161105_115303.jpg" width="268" /></a></div>
<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me atreví con su segundo libro, 'Yo soy la locura', temiendo algún que otro desasosiego, como es habitual en esos relatos que sorprenden y te obligan a parar y no seguir con el siguiente hasta haberlos digerido. Y en este, aparecía de nuevo la impronta de Ortiz Tafur, que suele ser el personaje sin nombre, el ser inanimado animado, la presentación de una acción o de un escenario que nos centra en el detalle desprovisto de todo adjetivo. Andrés Ortiz Tafur tiene la habilidad de conducir la atención del lector, sin posibilidad de distracción ni escapatoria. El marcado surrealismo de 'Caminos que conducen a esto' desaparecía, pero podría decirse que 'Yo soy la locura' es un conjunto de relatos en donde se <i>ficciona</i> esa realidad que supera a la ficción. El universo de la pareja y sus pasiones, a veces irreconciliables, a veces aterradoras, a veces desoladoras, y tantas veces en desencuentro, es el protagonista de estos relatos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Andrés Ortiz Tafur no da tregua. Acaba de publicar su tercer libro de relatos, 'Tipos duros'. Y ahora me acuerdo de Dios. A Dios, Andrés Ortiz Tafur lo trae y lo lleva por sus relatos. Lo convierte en carne, le da de bofetadas... Está claro que tiene algo con Dios y de Dios, tal vez esa manera de escribir derecho con renglones torcidos, porque ya el título del nuevo libro es pura ironía. Tipos duros que se deshacen, que se aferran a soluciones y situaciones absurdas con tal de no perder lo más querido, que inventan vidas de mentira para sobrevivir, que traman posibles conciliaciones para evitar renuncias, que se mueren estando vivos, o viven estando muertos sepa Dios si con el objetivo de evadirse de la realidad. El más realista de los tres libros. Para mí, también el más elíptico, dejando esos finales abiertos, sugerentes, como suspendidos... Tal vez como una sutil metáfora de que nada hay seguro en la vida, de que todo es posible, incluso vivir en el absurdo si ese absurdo conlleva a la felicidad o a escapar de lo que nos hace infelices. El logro de Ortiz Tafur, en 'Tipos duros', además de transitar entre las emociones en que nos vemos reflejados, es ese: convertir el absurdo en creíble y verosímil. Me ha emocionado hasta la lágrima el relato de Tristán. Ring Ring es uno de los más originales tratados de soledad condensados en un relato. Y como en los anteriores libros, Ortiz Tafur, en muchos de sus relatos es el narrador testigo y sella a sus personajes sin necesidad de nombre: el hombre sentado frente a un grifo y la mujer que interesa, en Fruto de la inercia; el hombre sentado en un tranco y el hombre apostado en la pared, en Tiempo al tiempo... En otros tantos es el narrador en primera persona, como en El chico de la máquina, en Mareando la perdiz, en Una casa en el 66...<br />
<br />
No hay mejor manera de corroborar lo que aquí he intentado reseñar que leer. Cada relato tiene su particular historia con sus particulares personajes, creíbles o increíbles, pero afines a quien lee, porque toda esa agilidad verbal contundente que describe hechos hasta el absurdo no es otra cosa que un original reflejo del anhelo de felicidad.<br />
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Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5221431554426971428.post-13988995972892482822016-09-16T22:30:00.000+02:002016-09-16T22:33:21.156+02:00La confianza<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
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<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Solía salir por la
ciudad en busca de ellas, de palomas heridas por alguna pedrada o el desgarro
de alguna de sus alas con algún cable en un desafortunado vuelo. Debilitadas,
siempre las encontraba en algún rincón, a pata coja y con el ala arrastra por
el suelo, entre la porquería de bolsas de chucherías, colillas y restos de hojas secas.
Las tomaba entre las dos manos, y buscaba con su índice el agitado corazón del animal, para sentir el
miedo ajeno palpitando entre los dedos. Eso provocaba en el suyo el mismo
efecto, como una descarga de adrenalina que le aumentaba el ritmo hasta la taquicardia. Le
gustaba experimentar ese instante de común agitación, para después ir
serenándose lentamente. Era uno de sus ejercicios de autocontrol. <o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Las acariciaba y las
acercaba a su mejilla, les prodigaba arrumacos y les susurraba. Luego, las
introducía en una especie de jaula y las llevaba a su casa, a las afueras de la
ciudad. Allí, en un cuarto convertido en palomar, vendaba sus patas y
recomponía aquellas alas inservibles para el vuelo. Les ponía comida, les
acariciaba el fino plumaje de su cuello, y también les ponía nombre. Se
afianzaba aquella relación de dependencia entre el animal herido y su sanador.
Crecía día a día su confianza, hasta comer en las palmas de sus manos. Cuando
eso sucedía, él hinchaba su pecho con una profunda satisfacción mientras sentía
el picoteo, casi hiriente pero inmensamente placentero, de las aves en sus
manos.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;">Llegado el momento en
el que las heridas habían sanado por completo, llevaba a cabo el mismo ritual.
Había llegado el momento de comprobar si eran capaces de volar solas, de
remontar su vuelo hacia el cielo tras la herida. Había que comprobar si, además
de las heridas, se había reparado la confianza en su propio instinto de volar. Y
así, las ponía, una a una, en la ventana abierta de par en par y las animaba a
lanzarse al vacío. Algunas dudaban, pero bastaba un leve empujón de su sanador
para saltar al vacío y abrir las alas. Por un momento, parecía un vuelo
atropellado, descoordinado, como si las alas no respondiesen a la orden de
batirse y buscar las corrientes de aire favorables. Temía que cayesen de bruces
y volviesen a lastimarse, y hubiese que comenzar de nuevo el arduo proceso de
darles confianza. Pero el instinto animal se impuso, y las alas comenzaron a
agitarse con destreza y a tomar altura. No terminaban de alejarse, como si con
su cercano vuelo mostrasen su agradecimiento. Él las observaba por breves
segundos. Después, entraba al cuarto, rebuscaba en un viejo baúl, sacaba la
escopeta de caza y, de nuevo en la ventana, las abatía una por una.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 14.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
Carmen Lópezhttp://www.blogger.com/profile/11956010469506283272noreply@blogger.com0