La
certeza
Frente a una ventana de breve luz otoñal,
un corazón tembloroso,
espectador de la vida que viene y va
revolviendo azarosa las esquinas quietas de la calle.
Tardes grises y años lentos,
como nubes que desplaza el soplido caprichoso de un niño,
y el viejo reloj de pared anunciando en un tan
cada hora de menos, cada hora de más:
tan, tan-tan, tan-tan-tan…
El
sueño
Anoche soñé que dormía abrazada a tu cuerpo
Desperté con sabor en mi boca a miel y sal,
Arañados los labios, laceradas las piernas,
Y también los brazos,
Sangrando el costado como el Crucificado…
Con sus largos brazos me envolvía el espino.
El dolor del tiempo. El sabor dulce y salado de la sangre, ¿el daño?. Me conmueve tu manera tan sencilla y rotunda de plasmarlo.
ResponderEliminarRaúl