Dónde estaré,
que el sol y el agua me lleven,
en donde tú llegues
y sepa reconocerte.
Qué mirada
no habrá desfigurado el tiempo
en la que mis mis ojos te encuentren
sin temor a que
sangre la herida.
Dónde estarás ahora,
me pregunto como un ruego
y en vano vago por tu
recuerdo
como un rumor de río que anhela el mar.
Como un sin techo en busca de cobijo
cada noche vuelvo al mismo rincón de ausencia
en donde el frío me cubre con su manta
y el cansancio alimenta un sueño imposible.
Dónde estaremos,
cuando la memoria haya olvidado
todas las primaveras,
cuando ya sólo nos quede el invierno.
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