24 de agosto de 2011

Blogueguería 4: Ciudades sin identidad

Hay ciudades que son una exaltación para los sentidos. París es un orgasmo sensitivo: el Sena, su Torre, las fantasmagóricas gárgolas de Notre Dame a la luz de la noche, la noche, el arrealismos del barrio de Montmartre y sus arrealistas putas, sus jardines, sus fuentes... París de paso. Ciudades de paso, a las que se llega para no quedarse, a las que ya no se olvida cuando se parte.

Hay ciudades que dan para cientos de historias. Son inspiración literaria: 'Laverinto veneciano',  Marina Gaparini, 'Muerte en Venecia', Thomas Mann , 'El invierno en Lisboa', Muñoz Molina... Son emblemas, iconos, mitos, leyendas: La Estatua de la Libertad en NY, un gigantesco mono sobre la torre del Empire State, Berlín y su muro ingénito, Jerusalem y millones de lamentos en sus fronteras, Bagdad devastada, sin palacios ni princesas que huyan con ladrones sobre alfombras mágicas. Sueños, ensueños, realidades y cuentos chinos.

Ciudades que entrañan un instante de luz que Antonio López se obstina en inmortalizar sobre un lienzo. Madrid vespertino, un bostezo de cielo que atardece en un bosquejo.
Ciudades eternas, ciudades con identidad, ciudades que impregnan a sus habitantes de su inmortalidad, de su magnitud.

Ciudad Real pertenece a esas otras ciudades sin identidad, filas de ladrillo rojizo y manchas de grisácea fealdad del hormigón desde el Google Earth. Ciudades sin una armonía, en donde la belleza no encuentra su escenario. Desde hace tiempo me he dado en pensar que  allí donde vivimos: amanecemos, trabajamos, paseamos, dormimos, soñamos, amamos y también sufrimos, debería de ser un espacio propicio en donde la dimensión humana, esa antropometría física y espiritual, encontrase su acomodo. Es difícil acoplarse entre la fealdad y lo pedestre, es difícil inspirarse y trascender en una ciudad que nos roba la condición de ser viviente y nos convierte en anodinos.

Por tanto, habrá que salir a buscar esa insondable dimensión, que cantaba Battiato, hacernos nómadas en busca de ese final de camino que nos devuelva lo que la ciudad nos niega, lo que siempre hemos querido ser.

6 comentarios:

  1. El problema de Ciudad Real es el nombre, que con semejante listón tan alto, ciudad y real, a ver quién es el guapo que está a la altura de las grandes expectativas creadas. No la conozco, y la única vez que entré, de vuelta de Almagro, creo, cuando vivía en Madrid a mil por hora y estaba en los 20, no conseguí pillarle el ritmo. Hoy me parece que me adaptaría a la perfección. Tengo que volver a tomarme un café. Prometido.

    De todas formas cada vez valoro más vivir en un barrio anodino de una ciudad anodina como lo hago ahora, y no en mitad de un casco histórico monumental siempre rodeado de turistas y recuerditos.

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  2. Pamplona forever jeje
    Teruel sería una ciudad arreal...

    Saludics para tods
    Gorka

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  3. Zamora es una ciudad arreal... ¿Existe fuera de las palabras?

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  4. Tengo que visitar La Ciudad Real para comprobar para mi mismo lo que tú dices :).
    Saludos.

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  5. Tras la desconexión veraniega, vuelvo a los blogs... me tengo que poner al día.

    Abrazos para todos!

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