14 de septiembre de 2011

Blogueguería 8: Cremas

No sabría precisar cuando alguien utilizó, dirigiéndose a mí, el “tú te mantienes bien”, en lugar del siempre amable  “tú eres joven (o sigues siendo joven)”. De peor humor me pone esa otra expresión, “te conservas fenomenal”… Tendré cara de envasada al vacío. Total, muy manida ya es esa afirmación de que la edad no es cumplir años, sino actitud, espíritu, y hasta cierto punto estoy de acuerdo, conozco a gente sin vida, viejos de espíritu en la treintena recién estrenada, y a septuagenarios que se comen el mundo. Pero como escribió Umbral en 'Mortal y rosa', es inútil forzar el destino, violentar los catalejos del tiempo. El tiempo real es el que es, y la materia se deteriora.
Pero al margen de crisis existenciales sobre la tristeza de la vida en el atracar de su tarde (parafraseo ahora a Neruda), hoy voy a hablar de las cremas, esos productos que en las últimas décadas se han convertido en compañeros indispensables en nuestro neceser, en nuestro acicalamiento íntimo diario, en las maletas de viaje... Se puede olvidar cualquier cosa excepto la hidratante de la mañana y el serum milagroso que nos devuelve más joven la piel, como el espejo de la pared en el que se miraba el solitario del piano. Los productos llamados de belleza son un negociazo, siempre he sido consciente de ello, pero hoy lo he sido aún más.
Hace unas semanas, una buena amiga me recomendó un producto para el cabello que evitase su encrespamiento, ese problema de todo pelo rizado en ambientes húmedos. El producto en cuestión valía alrededor de los 14€, exclusivo en peluquerías. Estaba agotado, pero en su lugar me ofrecieron el mismo de la casa L'Oréal, 16.50€. "Pero ya que buscas calidad, yo te aconsejo el de Kérastase. No hay color, Kérastase es Kérastase...". Conclusión: 26€ pagué por Oléo-relax Slim de Kérastase... Ni Sansón cuidaba su melena con tanto celo. Tras este tiempo, el resultado es muy positivo, estoy muy satisfecha con mi compra, aunque aún me siento un poco prima, víctima del timo del embaucador de antaño que vendía el bálsamo milagroso que aliviaba todas las dolencias, y de caer en la trampa del necio, ése que piensa que cuanto más caro mejor calidad. En fin...
Hace unas horas, en la calorosa tarde de este singular septiembre, he realizado unas compras en la perfumería BodyBell, sita en la plaza Cervantes esquina con la calle Alarcos. Me gustan estos comercios cuyas empleadas son chicas uniformadas de riguroso negro, perfumadas y correctamente maquilladas. También hay empleados, pero están más en tareas logísticas que de asesoramiento, aunque hoy precisamente uno de ellos explicaba pacientemente a una señora añosa, cómo hacer uso de una cremita a millón.
Yo iba en busca de un serum. El serum es un fluido más o menos viscoso, relativamente novedoso, que se está convirtiendo en producto estrella entre las féminas de cierta edad, es decir, entre mujeres como yo. Si estás pensando en un lifting, ólvidate, cómprate un serum de calidad y rejuvenecerás una década. ¡He aquí el elixir de la juventud! Serum suena a milagroso, pero la cosa se torna  siniestra si indagamos en su etimología, llegando a la conclusión de que desde el punto de vista científicomédico, el serum es todo líquido de dudosa procedencia orgánica. ¿Qué será lo que tan alegremente untamos por nuestra cara e impregnamos en nuestros labios? ¿Placentas licuadas? ¿Restos embrionarios procedentes de abortos? Con lo bien que suena aloe vera, ecológico y natural, y lo último de lo último, ecológico cien por cien: el lifting japonés. Pero no, nos da por restregarnos cualquier cosa con nombre futurista: Retinol Q10, Olay gama Regenerist, Olay gama Total Effect... Productos de noche, productos de día, productos base, productos nutritivos, productos hidratantes, productos exfoliantes, productos antiarrugas, productos rellenadores de arrugas, productos para contorno de ojos, productos para los labios... Productos también para el cuerpo, mascarillas para el pelo, champús para innumerables tipos de pelo: lisos, teñidos, rizo natural, permanentado, graso, seco, normal, con acondicionador, fórmula clásica (diligencia de algunas marcas a los fieles al champú para cabello normal), mascarillas para la cara, etc, etc... Millones de soluciones para millones de necesidades creadas, inexistentes.  Lo básico ya no existe, pasó a la historia.
Y precisamente en este momento en el que iba a concluir y editar, hay un programa en CNN+ en el que están hablando, casualidad, de un tratamiento facial con polvos de oro por el módico precio de 1200 € la sesión... Hay que joderse lo que se llega a inventar, pero lo más increíble es que exista gente dispuesta a pagar.

3 comentarios:

  1. ¿Alguien sabe como se puede dar más consistencia al pelo? A mi me gusta, por ej, ese efecto un poco áspero de cuando estás en la playa. Da volumen, es un pelo vigoroso, jaja.

    vaya post marujo te has cascao

    ; )

    ResponderEliminar
  2. Prueba con algún lavavajillas concentrado, el Fairi, por ejemplo. Volumen seguro que da, lo de vigor me temo que puede ser un problema hormonal.
    :P

    ResponderEliminar