14 de diciembre de 2011

Bloguerrelato 4: El hacedor de tiempo

Existió, hace tiempo, un tipo que se pasaba el tiempo haciendo tiempo: Hacía tiempo mientras dormía, por no levantarse antes de que sonase su despertador, al que siempre ponía una hora antes de las siete, para poder hacer tiempo y llegar puntualmente al autobús, en el que hacía tiempo hasta llegar al trabajo.

Hacía tiempo para tomar un café, para dar tiempo a que se despejase la cafetería. Mientras tomaba el café, hacía tiempo hasta agotar su tiempo establecido para su café. Hacía tiempo para ir al cine, por no tragarse todos los trailers antes de la película. Hacía tiempo para acudir a sus citas, por no ser él quien esperase en un banco o en una esquina... Hacía tiempo en el sofá, en la cama, subiendo y bajando escaleras, en la barra de un bar, en los supermercados... Convertido en un hacedor de tiempo, un buen día se dio cuenta de que había acumulado tanto tiempo que no sabía qué hacer con él, y éste, al verlo tan indeciso, se le echó encima.

Murió sepultado por un cúmulo de horas.

2 comentarios:

  1. Relato patrocinado por Festina.

    ; )

    Pobre hombre, el tiempo está para disfrutarlo, no para hacerlo, leches.

    ResponderEliminar
  2. Los hay que se empeñan en hacer tiempo, otros en gastarlo (bien o mal, el tiempo no se gasta, joer!), y tan poquitos en disfrutarlo...

    En fin, Viceroy: No es lo que tengo, es lo que soy.

    ResponderEliminar