7 de enero de 2012

Blogueguería 38: Vacaciones sin maletas

Se acabaron las navidades 2011. Omito signos de exclamación que sí coloco en mi fuero interno. Atrás van quedando los días de ajetreos y emociones para grandes y chicos con la misma naturalidad que retornan los días de diario, que también son año, el intranscendente grueso del año que termina imponiéndose para que el resto sea una excepción. Las fiestas son  la necesaria alternativa a la calma, o a la rutina, a lo cotidiano, como un viernes noche rompe la cadencia con la que van cayendo los días de la semana, y de nuevo el domingo va acomodando su luz y sus horas, su perezosa tarde que se deja ir a la espera de un nuevo lunes. Y así va pasando la vida.

Cada vez me siento más a gusto disfrutando de vacaciones caseras, de días de auténtico descanso, sin el estrés de maletas que hacer ni deshacer, horarios de aeropuertos o planos de ciudades en el bolso, solo el placer de saberme dueña de un tiempo intranscendente, de un día normal, de mañanas libres al sol de una ciudad de tranquilo bullicio volviendo a su rutina: toca retirar las decoraciones navideñas, devolver a las plazas sus espacios libres, recolocar escaparates que anuncian rebajas del 50% o 75%. Toca volver a la normalidad de la vida.

Tenía algo de triste retirar el belén y los espumillones del árbol cuando era niña, devolver a la cajita de cartón cuidadosamente las piezas que habían creado un escenario protagonista de días interminables con un clima especial, con una inusitada ilusión que no se sentía en otros festivos. Algarabía de niños, visitas de familiares, dulces... La Navidad era especial, tal vez  por tan intensas emociones que terminaban en ese sentimiento de tristeza, de recogida de bártulos, del final de la fiesta... Ninguna fiesta era comparable a la Navidad. La Navidad sigue siendo especial, siempre lo será, aunque intentemos escapar de ella, aunque queramos convertirla en otra cosa... Siempre será una extraña emoción entre la felicidad y el dolor.   

Ahora empiezan mis vacaciones. Toca pasear, leer, fotografiar, meditar, dejar la mente en blanco, volver a meditar... Toca un reencuentro personal. Toca encauzar el año, luego él se torcerá solo, o no, pero toca mirar con perspectiva, más allá de los pies cuando se anda, más allá del ombligo.
Se acabó, dejemos irse al 2011, ahora empezamos a ser de nuevo, todo un 2012 por delante...

5 comentarios:

  1. Después de mucho tiempo vengo a tu espacio para desearte feliz año.
    La navidad tiene mucho de nuevas ilusiones para el año que comienza y también tiene ese regustillo amargo, "una extraña emoción entre la felicidad y el dolor".

    Un placer leerte. Por aquí andamos, nunca me he ido. A tus pies.
    Héctor (galleguiño).

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  2. Carmen,
    Estoy muy de acuerdo contigo. Vacaciones caseras en mi opinion son las mejores. Sin, como tú dices, hacer y deshacer maletas, sin seguridad de aeropuertos, registrarse en hoteles, etc. etc. Pero mi mujer no lo entiende. Y si yo, la próxima vez, elijo tener vacaciones caseras, seré solo; mientras mi mujer está disfrutando un lujoso hotel jeje.

    Saludos y que disfrutes tus vacaciones.

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  3. Bienvenido, Héctor, cuánto tiempo! Feliz año también para ti.

    Dim, ¿sabes qué es un rodriguez? Tu mujer en un lujoso hotel y tú solo en casa te convierte en un rodriguez, ansiado estado de muchos españoles; mujer, niños y suegra en la playa, y ellos solitos en la ciudad... una lástima.

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  4. Carmen,
    Si, conozco esta expresión “de rodriguez.”

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  5. me parece buena cosa cogerse vacas después de Navidad. porque, aunque se trabaje, la Navidad es un periodo mentalmente vacacional, creo que yo. Así que ahora te pillas un descanso física, y tan a gusto, oye.

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