19 de julio de 2012

Blogueguería 89: Cuando comprar Danone se convierte en un cargo de conciencia

Ya no leo los periódicos en la mañana, hace una semana que decidí dejar de leer lo que considero un acto de aniquilación de derechos y libertades. Alguien afirmaba hace unos días que la prensa adolece de falta de historias humanas, demasiada política, demasiada economía, esos dos monstruos que parecen haberse aliado, estrechado aún más para mantenerse a flote mientras el resto del mundo se quema a lo bonzo, y es cierto, pareciese que nos hemos convertido únicamente en  números rojos.

Ahora escucho la radio, y en las mañanas de la radio, mucho más dicharacheras, entretenidas y humanas que los periódicos, y sin caer en lo bochornoso de los reality Show de la televisión, cada vez son más frecuentes los testimonios de la gente de la calle, a la que esta insotenible crisis está situando al borde del abismo.

Hoy hablaba una tal Pilar, empleada de una empresa de confección durante 20 años y a la que la competencia textil china, unido al principio de la crisis, abocó al cierre. Dos años en paro. Contaba que había presentado su curriculum (20 años entre telas, cortes y máquinas de coser) a la empresa de uniformes del servicio de salud madrileño. Fue rechazada porque no presentó ningún curso acreditativo del INEM relacionado con ese trabajo. La experiencia ya no es un grado.

Al principio creyó que sería pasajero, que no tardaría en encontrar otro trabajo. Nunca tuvo miedo a carecer de lo básico y albergaba esperanza en el futuro. Después de dos años, se ve frente a un paquete de yogures y afirma sentir cargo de conciencia si compra Danone en lugar de Hacendado. Ni los pequeños comercios la contratan para arreglos como modista, porque con la crisis ha disminuido considerablemente esa demanda. De los bajos de los pantalones y arreglos de los vestidos se encargan ahora las abuelas mañosas, que contribuyen a paliar esta crisis haciendo de canguros, modistas, empleadas de hogar y mantenedoras con sus pensiones de sus hijos, parados de larga duración.

Eso le pasa a Pilar por vivir por encima de sus posibilidades, por no desviar su sueldo a una cuenta en Suiza (entiéndase la ironía, que aquí hay que explicarlo todo, salvo nuestros políticos, que no nos explican nada, y sin problemas).

Después ha hablado Pedro, mecánico en paro y con la ayuda familiar que se le agota en un par de meses.  Este sector, curiosamente, está resurgiendo. Con la crisis se venden menos coches nuevos, por tanto, se arreglan más los que están en circulación, que cada vez son más viejos y necesitan un mantenimiento más frecuente. Pero Pedro está en la ingrata década de los 40, más cercano a los 50, y la respuesta que encuentra es que prefieren a alguien más joven... Ha dicho que comprar un simple bañador o unas chanclas se convierte en una tragedia, porque eso tan simple hace balancearse las cuentas. Pedro ha dicho también algo que me remueve el estómago, ha dicho algo así como que lo último que desearía perder es la dignidad, pero que si tiene que sacrificarla para dar de comer a sus hijos, lo hará.

2 comentarios:

  1. Hola, Carmen:

    Mira esta noticia, no sé si la conoces. Desde los años 40, en que Perón mandaba trigo, no se había conocido nada igual.

    Un beso.

    http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/18/solidaridad/1342630319.html

    ResponderEliminar
  2. En ese sentido, Caritas lleva ya un año con una tarea impagable, ellos están siendo ahora mismo el único amparo de subsistencia de de familias enteras.

    No había leído esto... Ya el año pasado aparecíamos con un índice de pobreza infantil que nos ponía casi a la cabeza de Europa, pero esos números parecen no ir con nosotros, le damos más importancia a otros índices como son los de la bolsa o la prima de riesgo, en estos últimos parece que nos vaya la vida (y si se empeñan, nos irá), las otras cifras que encierran dramas personales parecen importarnos poco.
    Gracias, Juan Ignacio.
    Abrazos.

    ResponderEliminar