30 de agosto de 2012

Blogueguería 95: El final de una historia de amor

Varias tardes, a eso de las 7.30, en la terraza del El Callejón, en la  plaza Cervantes, lugar de terrazas de temprano café de funcionarios y grupitos de viudas de pelo cardado, collar de pelas, gafas de sol  y discreto color de lápiz de labios, en donde confluyen varias calles principales del centro de esta ciudad y en donde únicamente las tardes de verano se hacen soportables, por un par de grados menos que en el Pilar o en la plaza Mayor... decía, varias tardes, a eso de las 7.30, aparecían los dos con las dos ancianas cogidas de su brazo. Ocupaban una mesa de cuatro. Terminaban de sentarlas con cuidado, y, cuando definitivamente estaban acomodadas, uno de ellos se dirigía a la barra, terraza en autoservicio, y pedía dos cafés y dos cervezas. Mientras tanto, el otro charlaba animoso con las dos, de esto, de aquello, de algún programa de televisión. Después se levantaba para ayudar al primero a traer todo a la mesa, y allí echaban un buen rato de conversación y entretenimiento entre tragos de cerveza, sorbitos de café y anécdotas  de ambas mujeres.
Yo había inventado una bonita historia de amor: Una pareja homosexual, ya metidos en los cincuenta, con una estupenda relación con sus ancianas madres, que esperaban impacientes todas las tardes a que sus hijos fuesen a recogerlas a la residencia privada, y carísima, sita en la plaza del Pilar, para tomar con ellos su cafetito y su pequeña magdalenita rellena de chocolate, cortesía de Tascas y Tabernas.
Se repitió esa misma escena varias tardes; ellos cuatro de nuevo apareciendo por la esquina de Punto Roma, acompasados al paso de las ancianitas, que se colgaban con cierto orgullo del bracete. Sentía cierta simpatía por el grupito, y, de alguna manera, la historia de esos dos hombres me producía una agradable sensación de armonía y normalidad.
Hoy he vuelto a verlos, pero ya no eran ellos cuatro, eran seis, una de ellas era Reyes, así la ha nombrado uno de ellos. Reyes era su mujer... Aquí ha terminado esa bonita historia de amor de dos hombres solos y sus ancianas madres en una terraza de verano.

4 comentarios:

  1. Carmen,
    Como siempre cuentas la historia muy bonito. Pero estoy confundido. Primero eran cuatro. Después, Reyes, la mujer de uno, se una con ellos. ¿Cómo resuelta que eran ‘seis’? ¿Cuál es la sexto persona?

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  2. La sexta en cuestión era una niña, por eso no le he dado protagonismo, no tenía responsabilidad en el fin de esa historia :)

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  3. Gracias por la explicacion muy logica :)

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