5 de septiembre de 2012

Blogueguería 97: Desde la indignación

Acaba de empezar septiembre, y se acaba de cumplir la promesa; han sido todos eliminados de un plumazo, como aquellos trenes cargados de judios que se dirigían a los campos de concentración, y que luego hacían desaparecer sin dejar rastro.
En nuestros programas de tarjeta sanitaria, ha desaparecido el concepto de "extranjero sin recursos", al que previamente se le había asignado un número de afiliación a la Seguridad Social por el que nunca, jamás, nadie  ha cotizado ni un solo euro. Nuestro UNIVERSAL sistema de salud hasta hace cinco días, los atendía con idénticos derechos que cualquier ciudadano español. Era una política sanitaria extensiva, sin discriminación, en mucho humanitaria. Es esto último lo que debería definirnos por encima de los intereses particulares, LO HUMANITARIO.
 
Siempre dije que un sistema de salud cuya prestación (diferénciese de atención) era indiscriminada, sin gestionar los recursos y las necesidades de cada zona, así como una política populista cuyo fin era el voto, y que derivó en el despilfarro en construcciones faraónicas de hospitales innecesarios y demás macroedificios, presupuestados en X euros y que terminaban saliendo por 2X euros, más una pésima gestión organizativa (convenios con clínicas privadas para reducir listas de espera con peonadas a millón), terminaría afectando al auténtico fin de la sanidad, al objetivo primero y último de un sistema de salud: Las personas.
 
Y aquí estamos, hemos pasado de cambiar el mobiliario completo de un centro de salud recién inaugurado, porque según  la opinión de "algún político presente en la foto" no era acorde con el color de las paredes, a no poder presupuestar un contraste que es perentorio en la realización de un TAC, decisivo para detectar un tumor... Los políticos nos han llevado a la ruina y nos están llevando a la desesperación. Quienes trabajamos en esto nos sentimos impotentes. Quienes creímos siempre en esto, en la universalidad del sistema de salud y en su calidad, seguimos trabajando por ello, por su calidad y su universalidad.
 
Hay otra realidad estomagante en toda esta mierda, y es que  muchos de esos "sin recursos" trabajan, muchos de ellos en tareas marginales ganaderas o agrícolas (me centro en la zona de salud en la que desarrollo mi trabajo desde hace 20 años), pero ninguno está dado de alta. La solicitud o "exigencia" del alta en la SS implica el automático despido o no "contratación", otros habrá en la puerta esperando.

Estos días, acuden angustiados a verificar si es verdad que ya no tienen derecho a ser atendidos en caso de enfermedad. Cuando comprueban que su tarjeta ya no es válida, se apodera de ellos el miedo, y preguntan qué hacer entonces con sus hijos, por ejemplo... Algunos parecen respirar algo aliviados cuando les dices que los niños sí...  Ver al ser humano atenazado por el miedo es un espectáculo desolador.
 
Me pregunto por qué razón no existen periódicas inspeccines en donde se sabe que existe este tipo de economía sumergida, en algunos casos pactada, en otros, la inmensa mayoría de los inmigrantes sin papeles, se trata simple y llanamente de EXPLOTACIÓN. Abaratamiento de sueldos, aumento de jornadas, reducción de derechos, miedo al despido: EXPLOTACIÓN.
El empresario agrícola y ganadero se defiende diciendo que su sector está arruinado... Pidan responsabilidades a quien sea pertinente, pero no sean cómplices de semejante involución a estadios impropios de sociedades avanzadas y civilizadas.

Esta es la indecencia que me atrevo a denunciar: Se empeñan en salvar el barco equivocado, y, al igual que en el hundimiento del Titanic, los botes y los chalecos salvavidas se están repartiendo entre los de primera clase, se han cerrado las compuertas de los camarotes de segunda, a los de tercera directamente los tiramos al mar... Pero a diferencia del Titanic, resulta que esta primera clase nuestra no fue la que más pagó por su viaje, la que más ha podido perder en esta puta, maldita, lamentable crisis, sino quienes más se beneficiaron de ella y, en muchos casos, responsables directos... Ahora extienden la mano y piden ser rescatados... Cómanse sus aeropuertos y sus esculturas y sus horteras ornamentaciones en las principales plazas de la ciudad. Abalen con sus millonarias jubilaciones bancarias las pérdidas de sus bancos, que al fin y al cabo son sus negocios particulares de los que solo ustedes se han beneficiado. Pero ya que no piensan, ni mucho menos, rendirnos cuentas ni responsabilidad de lo que nos han robado y malgastado, tengan al menos la decencia de no echar sobre nosotros su mierda, de no privarnos de nuestros derechos para que ustedes sigan manteniendo su privilegiada posición.

Los sanitarios seguiremos atendiendo a toda persona que precise ser atendido, es una cuestión moral, pero sobre todo es una cuestión de humanidad y solidaridad. El sálvese quien pueda se queda para ustedes, los políticos, que parecen tener muy claro a quién o qué hay que salvar.

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