A ti, que habitas dentro,
que te asomas por la uña de los pies,
o te encaramas al lagrimal,
que te da vértigo mirar el suelo.
A ti, que lates entre las paredes de mi costillar,
a veces como una taquicardia,
que subes hasta la garganta
y allí te ahogas.
A ti, espejismo que no sabe si persistir
o si desvanecerse.
Sueño amarillo bajo los párpados
de una mañana de mayo.
A ti, que has decidido
enquistarte en un ovario,
o en el calor de mi útero,
como proyecto fallido.
A ti, que me guiñas un ojo
en el espejo del cuarto de baño,
y como ves que no te hago caso
me lo vuelves a guiñar en el escaparate de la esquina.
A ti, que no te irás nunca
si no es conmigo...
Enhorabuena y gracias por este blog tan magnífico. Estás llena de talento y lo disfruto mucho. Un saludo.
ResponderEliminarMuy agradecida por tus palabras y tu visita, Leonor.
ResponderEliminarUn saludo.