23 de abril de 2013

Blogueguería 158: Anegado

Me miras desde la orilla,
desde la lejanía.
O desde lo alto del puente,
también lejano.

Contemplas maravillado
mi tormenta,
el agua que me anega,
el viento que me desnuda.

La estampa, incluso,
te parece hermosa.
Envidias
mi soledad y mi distancia.

Mientras, me pudre por dentro
la eterna crecida.
Y tú no paras de fotografiar
la tragedia.

Cuando las aguas retomen su cauce,
bastará un golpe de viento para truncarme.
Cuando eso suceda, por favor,
ni una sola lágrima...

Sigue fotografiándome.

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