6 de noviembre de 2011

Blogueguería 23: Blogueguería cafre

Hoy, mañana de domingo de tímida luz otoñal, voy a dedicarle esta entrada al vecino tocapelotas. ¿Quién no tiene un vecino de esta naturaleza en su bloque (disposición de ladrillo y hormigón que alberga vidas humanas)?
El vecino tocapelotas es el antisistema por sistema en toda reunión de la comunidad: Si la comunidad decide poner toldos a rayas en las ventanas, él los quiere a cuadros.
Si las sábanas cuelgan en las cuerdas para secarse, él no duda en subir para hacer la observación de que le estás dificultando deliberadamente que la luz entre en su patio, además se permite darte una alternativa para favorecer la convivencia, por ejemplo, que podrías tenderlas  por la noche. ¡Claro, coño, cuando usted me diga! ¿Y la lavadora? ¿Cuándo le perece bien al vecino tocapelotas que ponga la lavadora?

El vecino tocapelotas tiene la desfachatez de molestarse de nuevo en subir para aconsejarte que al llegar a casa te pongas en zapatillas, que a su señora (otra tocapelotas) le sobresaltan los tacones... ¿Sabe?, es que venimos de Bilbao y los ruidos... y mi señora está del corazón, y los portazos, los golpes, los tacones... Pues esto es La Mancha, mire usted, y en mi casa taconéo lo que me da la gana, y a mí no me venga, para más inri, creándome cargos de conciencia. La próxima vez no sólo voy a caminar con tacones, voy a bailar un fandango.

Al vecino tocapelotas le molestan las ruedas de los patines de la niña por los pasillos, y las risas cuando juegan, y la flauta cuando practican para su asignatura de música, y la conversación por el pasillo cuando regresamos de una salída de sábado a la una de la madrugada...

El vecino tocapelotas es un grano en el culo y un quejica de mierda que debería vivir en una cueva en el monte, allí no le molesta nadie ni nada, o en una cárcel o en un convento, como pretende que vivamos los demás, y pone a prueba la capacidad de aguante del vecino pacífico.

2 comentarios:

  1. Pues yo debo de ser otra vecina "tocapelotas" porque cuando mi vecino me pone la radio a toda pastilla a las 12:30 de la noche, a escaso metro y medio de mi oído (con un estrecho tabique de separación entre su cama y la mía) aporreo la pared hasta que se da por aludido y baja el volumen o apaga, ¡que esas no son horas, leñe! He pensado varias veces en colgarle en su puerta unos auriculares, regalados y todo, para que deje de fastidiar a la vecindad a media noche.
    En los pisos, debería haber un código con normas mínimas de convivencia a respetar por todos. Que no se trata de estar en un convento sino de que yo no tengo por qué seguir la peli del oeste del vecino de arriba a las 2 de la noche, con tiros, caballos y cornetas incluidas...

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  2. Estoy de acuerdo hasta cierto punto, a partir de las 12, decibelios 0, pero los ruidos propios de la convivencia diaria: duchas, lavadoras, tacones, patinetes, desplazamientos de sillas, caída de algún objeto al suelo, hay que tolerarlo precisamente por eso, por principio de convivencia. Y si te ha tocado un vecino marchoso, pues se siente; y si te han tocado unos niños con rabietas, pues también, no los vamos a tirar por la ventana. Están en su casa, el que no quiera ruidos de ese tipo que se vaya a mitad del campo. Y en todo caso, habría que reclamar al organismo o institución responsable que permite la construcción de paredes de papel. Los matrimonios añosos, que ya no recuerdan el ruido que dieron sus hijos, son los más insoportables como tocapelotas.
    Y tú no seas tan quisquillosa, a lo mejor es un vecino con turnicidad, trabaja durante el día y le apetece ver cine de noche para relajarse, y en la noche hasta el silencio se escucha.

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