21 de noviembre de 2011

Blogueguería 25: Instalarse en el futuro

"Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida". Esta frase se atribuye a Woody Allen. Una frase inteligente que describe una postura inteligente, una actitud inteligente frente a la vida: vivir el presente con la mirada puesta en el futuro más inmediato, en el próximo segundo, en el próximo minuto, en la próxima hora, en lo que traerá esta noche, en lo que vendrá mañana... en los días que suman tiempo, en ese tiempo que al final son años, en esos años que describen una parábola con forma de barriga que dibuja nuestra vida. Un instalarse permanentemente en el futuro.

Ese es el espíritu de las culturas orientales que tanto ayudó a Japón cuando el trágico psunami; es inútil lamentarse, hay que actuar cuanto antes, con buenas acciones que desencadenen más buenas acciones que repercutan en el bien común, una cadena indestructible que se convierte en un motor social. Una sociedad que constantemente se anticipa al futuro y lo va fraguando. Hoy Japón crece.

Admiro al ser humano que es capaz de renacer de las cenizas, de ver el brote de primavera en donde el resto solo ve polvo. Admiro aún más a quien no sólo ve brotes, sino que es capaz de hacer que el resto los vea también. Admiro a la gente capaz de sembrar esperanza, los "sembradores de esperanza" son vitales en épocas de sequía en donde sobran las visiones apocalípticas.

Las redes sociales hoy estaban llenas de visionarios apocalípticos, jóvenes visionarios apocalípticos, hoy de un color, antes lo fueron igualmente de otro, esos que nunca faltan aportando su granito de arena al negativismo, a la fatalidad, esos cuya manera de mirar hacia el futuro es pisotearlo con cierta prepotencia o altanería, como si su experiencia de vida fuese de una trayectoria tan larga y tan repetida que la predestinación fuese inevitable. Me entristecía de alguna manera, me entristece el No anticipado a lo que está por llegar y solo está en nuestras manos construir, como esa cadena que construyen los orientales a base de buenas acciones.

En realidad hemos vivido nada, aunque el OTAN NO, BASES FUERA suene tan lejamo como unos tacones en una calle desierta, de madrugada, como cuando regresaba a casa un sábado de mis veinte años, en esa desértica y fría soledad de las noches de invierno, pero sí lo suficiente para saber que la historia no la escribe nadie salvo nosotros, que de nosotros depende instalarnos en el futuro, interesarnos por ese sitio en donde pasaremos el resto de nuestra vida, y que la mirada al pasado sólo sea para reencontrarnos con sensaciones agradables como el recuerdo de un jardín de juegos, el calor de un brasero, unos ojos, unos labios, el olor de un hijo, o aquella ilusión del primer voto que te hacía sentir de alguna manera que eras capaz de cambiar el mundo. El resto de los pasados mejor que se queden atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario