Esta fotografía pretendía capturar los colores de un arcoíris que nacía a pie de monte y moría en mitad del cielo. Fui testigo ocular de esa realidad.
Hay espejismos que parecen realidades, hay realidades que se desvanecen como espejismos.
Desde el asiento trasero. Tarde de noviembre.
Lo veo.
ResponderEliminarJubila tu cámara. Tu primogénita te lo agradecerá... Por supuesto, para sustituirla por otra digna de tan estupenda fotógrafa.
ResponderEliminarA mi cámara se la llevará por delante la obsolescencia programada, bastante es ya esa obligación a consumir como para gastar un dineral alegremente. Reduciré mi dignidad a sus defectos ; )
ResponderEliminarEsa frustración de desacompasamiento retinicamaril. La conozco.
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