11 de diciembre de 2011

Blogueguería 31: Ya no nieva

La niñez mirando por una pequeña ventana, impregnando de vaho los cristales, cual accidental pizarra en donde dibujar un universo finito de estrellas despuntadas por el impreciso trazo de un diminuto índice.

Un rincón de hogar ardiendo, pináculos de catedrales góticas al rojo vivo aprehendiéndose al sólido hollín de una vieja chimenea. Llamaradas lacerantes danzando en las pupilas de unos ojos hipnotizados por su belleza. Retorcidos troncos de olivo quebrándose en chasquidos mientras pasaba despacio la vida... Rescoldos de un nuevo día con los que volver a prender la llama.

Una mañana de diciembre crujiendo bajo los pies, congelada en un charco de agua.

La noche convertida en humo, olorosa negrura desvaneciéndose entre los tejados húmedos por espesas nieblas. Mirada furtiva de un gato pardo colándose por la gatera.

Un cielo gris aterciopelado, anunciando nevada, la primera del año, tal vez la única, y la emoción de las cristalinas motas deshaciéndose al posarse en las manos desnudas. No nieva desde entonces.

Así era la Navidad antes de que el tiempo dejase a la inocencia en cueros.


                             Nevada. Fuente el Fresno (foto, Fernando Izquierdo Rodríguez)

1 comentario:

  1. En la cafetería de la facultad de derecho sólo podíamos sentarnos en una mesa cuando nevaba, porque muchos estudiantes que venían a Pamplona no habían visto cómo es esa cosa del nevar y se apretujaban en las ventanas.

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