30 de diciembre de 2011

Blogueguería 36: El año

La mañana convierte a la ciudad en un coladero de luz. Fría luz de impertinentes reflejos, seis grados de sol, que no estamos en Siberia, pero allí desconocen lo que es un sol de cuarenta grados que hacen a esos sesi tan fríos. Las manos en los bolsillos y el cuello encogido entre los hombros, y me encojo yo también como mi cuello tortuga, más pequeña si cabe que ayer, y voy pensando en mañana, último día de este convulsivo y extraño 2011, mientras atravieso calles y doblo esquinas inconscientemente, como un camino aprendido que se recorre sin pensar, mejor dicho pensando en otras cosas, como esos kilómetros de carretera que recorro a diario y, cuando quiero ser consciente, me sorprendo tomando la curva de la entrada a ese lugar recóndito que empieza a ser mi refugio.

Un camino inconsciente ha sido el año, que comenzó en enero sin propósitos de enmienda... casi tres años sin fumar, ningún kilo que me atormente, ninguna obra por concluir porque mi sello de identidad será siempre empezar historias a las que nunca les encuentro final, tal vez porque no me gustan los finales, sino la continuidad. Soy la mujer continua. Y aquí estamos, doblando la curva del treinta de diciembre, cerrando puertas sin hacer balances... Pero a quién quiero engañar, soy metódica por naturaleza, es la única manera que tengo de no dejarme arrastrar por el caos circundante, y claro que hago balance, y lo único que se me ocurre es sentirme satisfecha por estar viva, por tener la oportunidad de volver a disfrutar de esas pequeñas cosas que hacen un año distinto de otro, aunque sean reencuentros, aunque seamos los mismos pero con nuevas oportunidades de ofrecernos nuevas viviencias los unos a los otros... Nuevo, novedad, oportunidades, en definitiva: esperanzas. Nunca sabemos lo que nos depara el camino, a pesar de ese transcurrir inconsciente.

Tarde de luz moribunda que no tiene tiempo de ser tarde, tan solo un suspiro de sol descendente... Penúltima tarde de mes de diciembre. La noche de diciembre cae a plomo, traicionera, y las calles dejan de ser coladeros de luces para ser refugios de sombras. Penúltima noche de mes de diciembre.

2 comentarios:

  1. Amiga mía, Señora Doña El Patio,

    Quedan ya para el año que viene las disertaciones filosóficas. Ahora, y con la premura que el tiempo exige, le regalo esta preciosa Quadrille de Johann Strauss Hijo, para que tenga una Feliz Nochevieja y una entrada triunfal en el 2012.

    Le envío un gran abrazo,

    Antonio

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  2. Estimado don Antonio, muy agradecida quedo por sus buenos deseos y por su felicitación, no hay ánimo decaído que no levante cabeza y cuadre hombros dejándose llevar por tan regia pieza musical.

    Les deseo igualmente a usted y a su familia un año nuevo en el que no falte salud, diversión, trabajo y todas las disertaciones filosóficas que considere oportunas, ya sabe: cogito ergo sum.

    Reciba un abrazo.

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