9 de marzo de 2012

Blogueguería 58: Bajón vital

Bajón vital es aquel que acontece en un momento de la vida en el todo lo que te rodea, esa suma de circunstancias que forman parte de lo que eres en ese preciso y vital instante, 9 de marzo del 2012, te hace sentir cansado, viejo, como esa chaqueta pasada de moda que permanece sempiterna en una percha, como los enseres que tenía la abuela Juana encima del televisor o de en su radio de mediados del siglo XX, inamovibles, esperando a que alguien de vez en cuando les sacudiera el polvo.

El ciclo biológico es sentencioso, impepinable: las hormonas limitan el periodo de reproducción, las células sufren una oxidación y envejecen, una mutación y enferman. El espejo es la prueba del algodón, no engaña, es tu retrato de Dorian Gray. La niñez y la juventud son una transición que describe una línea en meteórico ascenso, interminable o eso nos parece cuando las vivimos, que nos impulsa hacia donde irremediablemente parecemos instalarnos, ese estadio definitivo que me niego a calificar de madurez, que se supone que es nuestra etapa productiva y reproductiva por excelencia, en donde todo el mundo parece esperar algo de nosotros, y en donde hay roles que representar: el de hija, el de madre, el de esposa, el de trabajadora... ese ciclo vital, más o menos acorde con el ciclo biológico, que nos arrastra.

El cuerpo solo es esa piel que habito, que me sirve para estar y expresarme, pero, ¿y el sentir vital? No, no se trata de que ahora reconozcas la mirada lujuriosa de tu marido (que también, todo influye), hasta ahora exclusiva tuya, hacia un zorrón (así llamamos todas las mujeres a esas otras mujeres que nos roban las miradas de nuestros hombres. Ese totalitarismo afectivo nos empuja a ello, pero no es maldad) más joven que tú, con mejores piernas y luciendo bonito escote. No, se trata de algo más complejo, más relacionado con todo el entramado de tu vida, con ese preciso instante en el que te sientes vieja, en donde nadie ni nada vaticina que dentro de dos años sentirás que renaces, que empiezas de nuevo, que una nueva etapa de esta ondulante vida traerá nuevos entusiamos, nuevas ilusiones, nuevas expectativas, como unos labios nuevos, como un nuevo trabajo, como un sentimiento desconocido que te inquieta a la vez que te atrae, en definitiva, el placer de sentirse vivo. Pero eso tú no lo sabes, ni lo intuyes siquiera, el ahora es que tú te sientes el trapo de ganchillo de tu abuela Juana.

En 'Diario de invierno' hay un gran momento en el que Auster define a la perfección uno de estos momentos ondulantes de la vida en el que crees sentirte ese trapo de ganchillo encima de aquella radio que se mantuvo en el mismo lugar durante medio siglo. Es ese que le sucede con Jean-Louis Trintignant, en aquel momento que coinciden para una lectura doble, en inglés y francés, de uno de sus libros. Evoca el momento en el que el actor le pregunta su edad, sin más, y tras las muchas horas (años incluso) que a veces necesita el pensamiento para concretar un sentimiento en su precisa magnitud, el actor le dice: "Paul, quiero decirte una cosa. A los cincuenta y siete me encontraba viejo. Ahora, a los setenta y cuatro, me siento mucho más joven que entonces".

Espero decir eso algún día, dentro de muchos años, en la presentación de 'Antología de la novela inconclusa': preguntarle a alguien su edad, que me diga que tiene cuarenta y cuatro, que me haga misma pregunta, a la que yo contestaré que tengo setenta, y tras un momento de reflexión, de evocar a aquellos cuarenta y cuatro años del 9 de marzo del 2012 mientras hago un pis en el WC de la BN que evite mi urgencia miccional durante el evento, tomaré asiento y le diré: "Fulanito(ita), quiero decirte una cosa. A los cuarenta y cuatro me encontraba vieja. Ahora, a los setenta, me siento mucho más joven que entonces".

4 comentarios:

  1. Yo llevo con la crisis de los 40 desde los 32... y este año cumplo 35. Jeje.

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  2. ¿Crisis? ¿Quién dijo crisis? jajaja

    A los cuarenta le dirás a alguien con 34: "Fulanit@, quiero decirte una cosa. A los 34 me encontraba viejo. Ahora, a los 40, me siento mucho más joven que entonces".

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  3. Hay un dicho en inglés (la traducción crudo, mío :) “Nadie quiere envejecer pero la alternativa es peor” :)

    Dmitry

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