26 de mayo de 2012

Blogueguería 76: Adrienne Monnier, historia de dos pasiones

'Rue de L'Odeón' es uno de los últimos libros que ha caído en mis manos. Sin haberlo leído, ya considero que es un libro inexcusable para los amantes de la literatura y del mundo del libro, del tradicional, que entraña buena literatura. No dudo de que éste esconde una historia fascinante, la de la librería La Maison des Amis de Livres, las muchas personalidades de la literatura que pasaron por ella, y la de su librera, Adrienne Monnier. Un sueño: una librería. Una pasión: los libros.


Adrienne Monnier fue una de esos hombres y mujeres que transgreden, que van por delante, que se anticipan, que abren camino a quienes vienen detrás, o que simplemente luchan por su idea y consiguen vivir como quieren vivir, incluso contracorriente. Eso los convierte en excepcionales, tanto a ellos como a quello que consiguieron, y que, posiblemente, marcará una época y la hará significativa en el futuro.
A Monnier le sucedió algo así: cuando tenía 23 años, abrió las puertas de la que sería la librería más relevante y emblemática de París, y en ella apostó por escritores nuevos y talentosos; su gestión innovadora, en la que no solo existía la venta sino el préstamo, ante la idea que defendía: mejor conocer la obra antes de comprarla, y de que "toda persona con cierta cultura experimenta la necesidad de tener una biblioteca particular compuesta por libros que le gustan, que tiene por amigos buenos y fieles"; su aportación a la cultura y a la sociedad intelectual de la primera mitad del siglo XX... Al margen de lo externo, de lo que visiblemente acontecía y se conocía, Monnier dejó por escrito muchas de las sensaciones sobre su recién estrenado negocio: sobre lo que sintió cuando apareció su primera clienta, una anciana que copró un libro de saldo y que no se le ocurrió regatear el precio; sobre cómo envolvía un libro o seleccionaba aquellos destinados para préstamos... Todo ese ritual que le dedicamos, con el que nos recreamos en lo que nos apasiona realmente. Mucho de aquello queda recogido en 'Rue de L'Ordeon'.


“Jamás había oído aquel nombre, ni el barrio de Odéon me era familiar, pero algo irresistible dentro de mí me atrajo hacia el lugar donde iban a sucederme cosas tan importantes. Crucé el Sena y pronto me hallé en la calle de l’Odéon. Al final de la misma había un teatro que podía recordar a las Casas Coloniales de Princeton y, hacia media calle, en el lado izquierdo se veía una pequeña librería de color gris con las palabras “A. Monnier” encima de la puerta. Contemplé los atractivos libros del escaparate y, escudriñando hacia el interior de la tienda, vi todas las paredes cubiertas de estantes llenos de volúmenes recubiertos de ese brillante papel de celofán con que están forrados los libros franceses mientras esperan, generalmente durante largo tiempo, que los lleven al encuadernador. Aquí y allá había también interesantes retratos de escritores.” Sylvia Beach.

Pero además, Adrienne Monnier tuvo la gran suerte de encontrar a alguien que compartiera  esa pasión, y esa fue Sylvia Beach, fiel amiga y amante. Silvia Beach llegaría a París, procedente de EEUU, dos años después de la apertura de La Maison des Amis de Livres. Pronto daría con la peculiar librería. De Adrienne escribiría en su primera impresión: "Adrienne Monnier era una mujer robusta, rubia y blanca como una mujer escandinava, de mejillas sonrosadas y pelo lacio peinado hacia atrás desde la frente. Sus ojos eran muy llamativos, de un azul gris indefinido, ligeramente saltones recordándome a los de William Blake, y su aspecto era el de una persona llena de vida". Surgió entre ellas una fructífera historia de amor, humana y literaria. Testigo y escenario de todo aquello sería la rue de l’Odeon de la famosa orilla izquierda del París de los años 20 y 30, en donde ubicaron sus librerías, Shakespeare & Co., la de Sylvia Beach, y la casa que compartieron durante casi 19 años.


De esta fascinante historia destaco esa unión de pasiones que se llaman la una a la otra, el amor humano que comparte, se alimenta y se crece, en  el amor a la literatura, y el amor a la literatura como nexo y parte de ese amor humano. Algo tan grande como es una pasión compartida.


1 comentario:

  1. Bonita e interesante historia.
    Interesantes siempre tus historias.

    A tus pies ;)

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