Como el niño que, inconsciente, acerca su
mano al ascua,
así volvería a la herida.
Y así, ajena al placer y al dolor que fue amarte,
sin memoria del tiempo ido
ni del deseo abortado entre los dientes,
volvería a abrasarme en la urgencia de tus
manos,
en la fría luz del alba que te dejó mudo.
Volvería a pensarte, lejano e hiriente,
en este breve instante en el que la tarde
se funde
entre aromas de una flor vespertina.
Volvería a escucharte, cálido,
como un rumor de río que desde la cima de
un puente
impasible se aleja en un último instante.
Volvería a abrazarte en la soledad de mi
carne,
como una esperanza, silenciosa y breve.
Y aunque volvieses a ser un espejismo,
reverberación de tu inapelable ausencia,
así volvería a ti,
como si nunca hubieses dolido,
como si nada…
Así fue todo: Nada.
Porque como diríaa Don Juaquín..."Porque el amor, cuando no muere mata.... prque amores que matan, nunca mueren...". Te ha quedado preciosamente. Un abrazo
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