4 de octubre de 2014

El Sur y el exilio interior de Adelaida García Morales




"Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre las grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella". Intimismo, arrebatador e intenso. Cuando recibí el libro de Adelaida García Morales, nada más abrir su portada, me sorprendieron unos ojos increíbles, una mirada seria y profunda, como un atrayente mar. Y cuando comencé a leer, le comenté a alguien que Adelaida García Morales escribía como miraba, o viceversa, porque qué es la escritura sino esa mirada íntima sobre el mundo. La intensidad de esos ojos está en cada una de las palabras que forman parte de El Sur.

El Sur es un monólogo desde ese exilio interior en el que el lector percibe que cada palabra surge de la hondura, de la introspección, desde la perspectiva del paso del tiempo que no resta intensidad al recuerdo. Adelaida García Morales recrea, partiendo de un único personaje, un universo de emociones: soledad, ausencia, fracaso, abandono, distancias afectivas, vidas que se sustentan sobre una mentira y que terminan desvaneciéndose como tal. Lo más desgarrador de todo ello es que todas esas emociones parten de los seres más cercanos: padre, madre y diversos personajes que compondrán el estrecho círculo familiar que paulatinamente se va desmoronando como una torre de naipes. La distancia sentimental entre una niña y su padre, que se va convirtiendo en una brecha abismal en la misma medida que se dan los silencios, la incomprensión, el aislamiento, ese replegarse del ser humano sobre un dolor insoportable que lo convierte en un animal doliente y esquivo, ante la mirada escrutadora e incomprensible de la inocencia. 

¿Qué podemos amar que no sea una sombra?, reseña la autora esta frase de Hölderlin al comienzo... Amamos sombras, y grandes mentiras (aunque sea la mentira más hermosa), amamos hasta a quienes no merecen ser amados... Porque el amor no encuentra razones, y cuando las encuentra ya no es amor, se llama interés, o conformidad, o negocio... Y a veces el amor no necesita saber nada, simplemente desea amar, hasta que amar se convierte en un dolor insoportable y necesita hallar los motivos de ese sufrimiento. "El sufrimiento peor es el que no tiene un motivo determinado. Viene de todas partes y de nada en particular. Es como si no tuviera rostro", dice el padre cuando ella pregunta por los motivos de su sufrimiento.

Pero la protagonista de El Sur siente la necesidad de saber, necesita conocer la verdad negada del padre, intuida o presentida por ella, para entender y perdonar aquellos silencios, aquel olvido, aquella bofetada que le dio una tarde y que no esperaba de él... para poder abrazar aquel recuerdo, incluso para entender aquella definitiva ausencia. El anhelo de viajar al Sur, en donde la vida del padre había transcurrido, en donde poder encontrar respuestas a aquello que le contrariaba del ser tan amado por ella, que era el padre, se cumple, y se desvela el misterio, el secreto que pesaba sobre los hombros de aquel hombre que se fue hundiendo, apartándose del mundo y ovillándose en sí mismo hasta su irremediable final.

Evocadora, melancólica, brutal, conmovedora...  así es Adelaida García Morales en El Sur, una joya literaria que no precisa más de cincuenta y pocas páginas para contar de manera brillante y hermosa, una de esas historias procedente del exilio interior.




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