3 de octubre de 2014

Titulares de prensa

Los titulares de prensa se me mezclan con los mocos y me cargan aún más la cabeza: 
Cospedal echándose flores como salvadora de la sanidad y de la educación pública, merced a esos necesarios recortes... Inciso: no puedo evitarlo, voy  a hacer demagogia: 
A lo mejor, si sumáramos todo lo que esos señores, con sueldo impensable para el parado, el trabajador a tiempo parcial, e, incluso, el trabajador de salario medio decente, se han gastado tirando de esas tarjetas B -les encanta, le han cogido el gustillo a eso del dinero en B, debe de ser como un vicio que engancha... venga a dilapidar dinero ajeno para vivir más de puta madre todavía...- Pero decía, sigo con la demagogia: si sumásemos esas cantidades insultantes de dinero más todo lo que cada uno de nosotros hemos tenido que arrimar (precisemos: nos han quitado, así, por la jeta, de nuestras nóminas y mediante el robo a mano armada de la subida de los impuestos) para el rescate de sus entidades financieras (que no, que no se ha salvado el dinero de los ciudadanos que depositan la calderilla del trabajo de toda una vida en sus bancos de confianza, que no... que han salvado su forma de seguir llenando sus bolsillos, y claro, salvar los ahorrillos de los pobres infelices iba en el pack, si no, de qué. Si dejarlos caer hubiese sido sólo que se jodiese ese, el de los ahorrillos, que cree tener algo porque tiene una cuenta a plazo fijo de 20.000 €... -infeliz, si eso se lo gastaba Blesa en un meter y sacar la tarjeta-, no hubiese habido compasión, como no la hay en las órdenes de desahucio, ni les ha temblado la mano al dejar sin asistencia sanitaria a gran parte de la población inmigrante y sin recursos, incluso a los propios ciudadanos españoles, no contentos con verlos marchar a buscarse la vida al extranjero -el extranjero es ese lugar a donde uno llega y es un extranjero-).

Decía, si sumásemos todos esos números, que son nuestros euros malgastados por semejante tropa de sinvergüenzas, tal vez Cospedal entendería que ella no ha salvado nada, que la sanidad y la educación publica están garantizadas cuando los recursos y la riqueza de un país se destina al bien de todos, no al vil enriquecimiento de unos pocos, ni a su hurto, su despilfarro o su evasión. Y si fuese un poquito más humilde de lo que su altanera naricilla le deja ser, entendería que si ambas cosas siguen a flote, si los ciudadanos han notado mínimamente esos recortes (cosa que dudo, porque las aulas masificadas, muchas plantas cerradas de hospitales, así como la saturación de servicios de urgencias hablan por sí solos) no es gracias a su gestión, sino a esos profesionales que se entregan cada día a su trabajo y llegan a donde la carencia impide llegar. Que miles de familias subsisten gracias a asociaciones desinteresadas, al trabajo y la disposición de muchos anónimos. Que el índice de pobreza infantil y de riesgo de exclusión social sube vertiginosamente, lo dicen los aplastantes informes de  Cáritas y Cruz Roja, lo dice una realidad concreta: la del día a día en muchos hogares y muchas familias. Un éxodo de las ciudades a los pueblos, donde poder sobrevivir con la pensión de los mayores, ante la imposibilidad de mantener familia, hipoteca y todos los gastos que se derivan de esa cosa que es vivir. El derecho a vivir se ha convertido en la lucha por vivir.  Esa es una realidad objetivable en los tres últimos años, tiempo en el que se han agotado ayudas de desempleo y en donde la oferta de trabajo es nula, los contratos reúnen condiciones irrisorias y los sueldos son para echarse a llorar. Esta es la realidad de la gente, luego está la realidad que arrojan los números, esa que aplauden los políticos, los inversores, etc, etc... En esta Europa del dinero, tanto produces, tanto vales, lo humano es secundario, prima la rentabilidad.

Y al hilo de la rentabilidad, y siguiendo con la prensa y este terrible dolor de cabeza, leo otra lindeza de Mónica de Oriol, empresaria y presidenta del Círculo de empresarios. Dice Oriol que es preferible contratar a menopáusicas (lo de menopáusica lo digo yo, ella ha dicho mujeres por encima de los 45 o por debajo de 25) que a mujeres en plena edad fértil y con potencial de embarazo. Pedro Sánchez daba solución el otro día al problema de las pensiones (no ven más allá los políticos de sus pestañas, toman la cuestión vejez como un asunto económico, si se podrán o no pagar pensiones - que también lo es-, y no alcanzan a ver el problema social que supondrá el baby boom de los sesenta convertidos todos en seres dependientes, con una esperanza de vida de casi noventa años). Decía Pedro Sánchez, en un alarde de enajenación populista: Las pensiones podrán pagarse gravando más impuestos a la clase alta... Pues claro, Pedro, pues claro, y la clase alta va a dejar ahí su fortuna para que con ella pagues tú las pensiones de este país, hasta las no contributivas. Entre esta solución y las ganas que le deja Mónica Oriol a una mujer de poder ser madre sin miedo al despido o a no ser contratada por su condición de "mujer en edad fértil", auguro un oscuro futuro, para los que seremos futuros ancianos, para las futuras madres, para todos esos niños que se abortan más cruelmente que con esa ley antiaborto con la que pretendían defenderlos... Porque todos estos despropósitos niegan libertades y derechos: a la maternidad, a los proyectos de vida, al trabajo, a la protección de la infancia, a la salud psíquica, al bien común. Nos abocamos a una forma de vida que se ahoga en sí misma, en donde las ideas más aberrantes de cualquier novela de ficción pueden tener cabida, desde asépticos lugares en donde practicar la eutanasia a los seres dependientes e improductivos, hasta la organización, en lugar de olimpiadas, de algo parecido a Los juegos del hambre.




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