16 de abril de 2015

Una leve reflexión




Hay días en los que no te sientes. Son extraños esos días, porque es como un vivir fuera de uno mismo, variando un poco ese vivo sin vivir en mí de santa Teresa, vivir sin vivir en ella para vivir en Él. Pero no soy santa Teresa, y cuando se da ese no vivir en mí, ese no sentirte, es un no vivir en nada, una especie de enajenación del mundo: de la familia, del trabajo, de las calles y plazas habituales... Es como una ausencia de espíritu, de ánimo, una desconexión de la realidad, una necesidad de aislamiento, no pensar, no decidir dónde vas, el porqué haces esto o aquello y no eso otro. A veces no es solo un día, es una etapa, pueden ser semanas, meses...

Sucede que los sentidos están demasiado alerta, y es algo así como un banquete pantagruélico de sensaciones que terminan convirtiéndose en algo indigesto, una saturación mental de cuanto entra por la vista, por el oído... demasiados estímulos, o demasiada intensidad de estos que han requerido poner toda la atención. La tiranía de la mente, que dice Pablo d'Ors en su Biografía del silencio. Y es entonces cuando sucede esto, un mecanismo de defensa por salud mental, por necesidad de seguir viviendo sin que sobrevenga la locura, o hacer la vida soportable, cuando menos, y es ese alejarse mente de cuerpo, y, a la vez, del mundo, y convertirse en mera observadora del paso del tiempo.

Llego a la conclusión de que estos estados son como una cura necesaria, un dejarse caer sin poner resistencia, como esos restos de ramas que arrastra la corriente de un río, o esos guijarros de las orillas. Romper la rigidez, el orden, como un balneario al que las neuronas deciden irse sin pedir parecer. El cuerpo sigue aquí, en sus quehaceres diarios, en su rutina, pero la mente parece haberse desasido de todo ello. No es un tirar la toalla, sino una tregua, bandera blanca, la llamada de Gila diciendo si se puede parar la guerra un rato... Algo así: ¿Es la vida? ¿Usted podría parar su guerra un momento?

5 comentarios:

  1. Esa costumbre tuya de acertar...
    abrazo, Carmen.

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  2. Hola Carmen me encantan tanto tus fotos como tus reflexiones. Te dejo mi mail por si te apetece coincidir
    guillermoderueda@gmail.com

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    1. Gracias, Guillermo. La admiración por la fotografía es mutua.
      Tomo nota, y a ver si es posible ese coincidir en esta vida de tanto compromiso y agenda repleta de "obligaciones".
      Un abrazo!

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