Las batallas del alma
tienen sus mesas de negociación.
Sobre esta mesa un café y una Coca-Cola,
unos ojos diminutos tras unas lentes de miope,
otros que esconden su quemazón tras unas gafas de sol.
Habló la excusa,
asintió el dolor,
y se firmó la amnistía
para no ser nunca más.
Hay en tus poemas una melancólica mirada que es conmovedora, Carmen. Gracias.
ResponderEliminarA ti, Raúl Contreras, por conmoverte ;)
ResponderEliminarUn saludo