10 de julio de 2015

Devenir

Nunca es tarde para poner la mirada sobre el futuro, sin que para eso haya que mirar muy lejos. El presente es sólo transitar por un puente que nos une a él. El futuro es cada día por llegar, el otro lado, la otra orilla al alcance de la vista, un presentimiento que depende de nuestra mirada. Nunca es tarde para confiar en que en él hay siempre una oportunidad. No nos espera, a él llegamos, inexorablemente. Y todo lo que va quedando atrás debe ser un instrumento útil, nunca el lastre que nos impida avanzar. Siempre hay vida más allá de lo vivido. Basta caminar ligeros de equipaje, para poder soportar las cargas inesperadas, siempre indeseables, y casi siempre inevitables. No más lodos, no más preguntas que encontraron respuestas dolorosas, no más canciones que rayen la memoria, esta tiene que servir para seguir viviendo. No más que ese futuro que siempre trae su cielo renovado, las calles limpias, el aire fresco, un espacio que siempre nos invita a entrar.




Fragmento, que al hilo traigo, de un hermoso libro: 'Rondó para Beberly', de John Berger

¿Qué dirás que es lo opuesto a monumental? ¿Lo aéreo? El acto de Devenir definía mejor tu carácter que el acto de Ser. Cuando viajábamos en moto - ¿cuántos viajes en moto hicimos a lo largo de estos años?, ¿cuatro? - eras un paquete silencioso y tranquilo, y, sin embargo, yo tenía la sensación de que eras tú la que impulsaba la moto, utilizándome a mí de copiloto.

Convertías todo lo que podías en un vehículo del Devenir. Por eso el azul del techo de nuestro dormitorio, en la parte superior del granero, era el apropiado. Sus tablas ya estaban pintadas de azul cuando nos trasladamos hace cuarenta años. Azul cielo. Puede que escogieran ese color porque resultaba disuasorio para las moscas, y el establo de las vacas estaba directamente debajo de la habitación. Cuando nos despertábamos por las mañanas, contemplábamos este azul como si fuera el rostro del día mirándonos de frente. Un espacio que nos invitaba a entrar.




2 comentarios:

  1. Cuánto amor y ternura en ese texto. Tomo nota del libro. Gracias.
    Y siempre hacia adelante. Por lo que escribes y cómo lo escribes, eres todo energía vital, Carmen, así que mañana siempre es tuyo.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Es una hermosa elegía, Rául. Y gracias.

    Un abrazo

    ResponderEliminar