7 de enero de 2018

Con los mejores deseos

Tras las fiestas, tras tantas felicitaciones descafeinadas con los mejores deseos.
Tras las ausencias, las de siempre y esas otras que hubiésemos querido que fuesen presencia y el silencio constata que no queda más que olvido.
Tras un par de kilos de más y un año de menos, pero sin olvidar aquello de Caballero Bonald: Somos el tiempo que nos queda... Decía, solo anoto un propósito, y es el de permanecer en ese lugar, que no es físico sino mental, al que llegué un día, un pacto ineludible con la vida y conmigo misma, el que me permite seguir, estar y ser: honradez y transparencia. Eso, aderezado con humor, que, como dijo un amigo muy querido hace poco en una conversación, es una especie de venganza... Sí, la más gratificante e inocua venganza. El humor y la risa... Mi amiga Charo sabe mucho de eso, a principios de 2017 le diagnosticaron un cáncer digestivo. Feo, qué feo pusieron aquello. Y lo que nos hemos reído, a pesar de los peores días tras las sesiones de quimioterapia, a pesar de la soledad interior que conlleva una grave enfermedad, a pesar del miedo...Charo no solo ríe con la cara, ríe con el cuerpo entero, ríe hasta que le estalla el alma. Así que cuando le deseé, en un despiste, un feliz 2008 y ella me corrigió entre risas, yo le respondí: Que no te falte nunca la risa, Charo, con mis mejores deseos.

Con mis mejores deseos: honradez, transparencia, humor y risa.




No hay comentarios:

Publicar un comentario