8 de septiembre de 2012

Blogueguería 98: La fealdad de las ciudades

La belleza de una ciudad reside en su armonía. A esa conclusión he llegado esta tarde mientras observaba detenidamente la plaza Mayor, edificio por edificio. Esa armonía surge de un equilibrio entre sus calles: las peatonales, las ciegas, los pasajes, las grandes avenidas, las más céntricas o las de la periferia; sus edificios, que crean  ese juego de luces y sombras; sus zonas verdes, con sus fuentes; sus plazas, cada una con su particularidad; el equilibrio entre lo antiguo y lo moderno, y la transformación de lo viejo sin que nada quede abandonado; y, sobre todo, sus gentes pateándola, dándole vida, haciéndole su presente y sus futuro, hasta el vagabundo encuentra su sitio en ella... Eso es una ciudad, eso es el alma de una ciudad, una perfecta armonía entre todo ello.

¿De qué o de quién dependerá el que unas ciudades mantengan "su alma" inalterada, su belleza, su encanto, y otras sean desmenuzadas poco a poco hasta la fealdad, hasta convertirse en un conglomerado de retales que no casan, que no guardan relación? La vida, con sus penurias incluidas, es menos grata en esos lugares feos, en donde es difícil encontrar un rincón hermoso, en donde todo se desluce.
 
 
Antigua Casa Consistorial, sobre ella una escultura realizada con motivo del 750 aniversario de la ciudad: El Reloj de Carrillón. Pueden observarse tres fachadas diferentes, cuatro si contamos la que queda a la dcha. de la fotografía
 
No se ama a la tierra porque sí, simplemente por haber nacido en ella, uno tiene que sentirse de la tierra, y eso pasa en muchas ciudades hermosas, aunque no se haya nacido en ellas, y en donde esa hermosura reside en ser atraídos por sus  callejuelas, sus laberintos, sus edificios, su olor en invierno, su luz primaveral... Una ciudad debería ser como ese rinconcito de casa en el que te gusta estar, en donde el sillón es cómodo para sentarse, la mesa perfecta para leer o escribir y la ventana tiene unas vistas y una orientación solar inmejorables; podremos cambiar el mobiliario y el color de las paredes, pero ese rinconcito  intentaremos que siempre sea perfecto, bello, armonioso, acogedor.

 
De nuevo tres tipos de fachadas diferentes, seguimos dentro de la misma plaza. Esa aberrante fachada del centro está inspirada en la fachada del actual ayuntamiento de la ciudad, obra del arquitecto Fernando Higueras, que tras ser construido iba a imponer el estilo en el resto de la plaza, pero nunca se supo qué pasó de aquel proyecto...
 
 
Esta última imagen es sangrante; esos postes sempiternos, con el cablerío colgando, ese hueco vacío como un brutal bocado (perdón, con ese castillo flotante que s imposible ignorar) que rompe la linealidad de las fachadas...  Y así año tras año. 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Muy interesante post, en especial teniendo en cuenta que yo acabo de regresar desde la ciudad de mi nacimiento, después de 32 años. Lamento que no tengo suficiente habilidad de escribir de mis sentimientos (ni en español ni en inglés) sobre mi viaje.

    Saludos

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  2. Gracias, Dim. Espero que tu viaje haya sido grato, que tu ciudad, esa en la que naciste, aunque no sea la misma que habitas, la sientas como tuya porque así te ha hecho sentir: parte de ella.

    Abrazos.

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