4 de enero de 2014

Duelo

Me dueles en los ojos,
en la boca,
en el pecho,
en el vientre vacío que te anhela.

Me dueles en las palmas de las manos,
en las plantas de los pies,
en la palabra,
en la página de un libro que te recuerda.

Me dueles en cada arruga,
en las canas que no se ven,
en el horizonte de las carreteras,
en las horas del reloj que marcan tu eterno viaje.

Me dueles en la mañana ausente,
en la siesta,
en la fría tarde de la ciudad,
en la noche que te trae a la negrura de mi ventana.

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