27 de julio de 2014

Fuga

Amanece, amanezco en esta ciudad
mi ciudad, nuestras ciudades,
nuestros espacios vitales,
universos inasibles con sus agujeros negros que nos engullen
y nos escupen, desnudos e indefensos en la madrugada,
en medio de esos gigantes, las sombras de la noche.

La ciudad y sus reductos, como la palma de una mano,
viejas plazuelas, nuevos parques,
sus calles de siempre y el doblez de una esquina,
como un quiebro a la rutina de la línea recta,
de los pasos inequívocos que de repente giran
como una suerte de oportunidad...


Hoy amaneces extraña, como en fuga,
como si el tiempo te llevara más allá de la luz del día,
más allá del último domingo de julio,
más allá de un verano
que esparce sus hojas secas como una derrota.

Hoy presientes la mañana como esa hoja seca,
que no es la muerte del árbol sino el presagio de su renovación,
y así se despoja, te despojas,
se queda en cueros, te quedas en cueros,
y una nueva savia os invade por dentro.
Y cada amanecer, piensas, es como ese quiebro de calle,
como una suerte de esquina...
Como si todo fuese posible, incluso la vida.


2 comentarios:

  1. Me gustas mucho más que muchos escritores, ¿cuándo vas a publicar?

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  2. Hay quienes ven culminada su escritura con la publicación de su obra, con ver su libro en las estanterías de una librería. A mí me basta el simple acto de escribir para sentir la escritura como ese rumor de vida de la carne o el aliento del alma.
    Me comprometo, Make, a enviarte parte de esta escritura, la que ya va tomando forma, a título personal. Ya hablaremos. Y muchas gracias por tu fidelidad y tus palabras, no imaginas hasta qué punto son aliento. Siempre llegan en un momento preciso, cuando se necesitan, como si lo intuyeses.
    Un abrazo.

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