***
El dolor no tiene nombre...
O, tal vez, sí lo tenga:
El mío.
***
No sabe el hombre
que el fuego siempre estuvo ahí
Fue él quien descubrió al hombre
Es a él a quien le gusta jugar
hasta abrasarlo.
***
Un día dejaré de contar canas
y arrugas frente al espejo.
Ese día, al fin,
sabré que he llegado a vieja.
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